La cruzada de ‘La Vanguardia’ contra el juez García-Castellón no ha cogido a nadie por sorpresa. Se trata, una vez más, del procedimiento estándar que ha permitido sobrevivir al grupo de medios del grande de España y empresario mediático favorito del ‘independentismo’, al que tan sólo se le enquistó Jaume Giró, amigo interesado de José Antich. La clave de esas revelaciones que ahora saca el diario del conde de Godó tendría que ver con las jugosas subvenciones que recibe su conglomerado por parte de la Generalitat catalana, según se apunta desde Barcelona. Allí, precisamente, ha llamado la atención que el diario catalán, tan empeñado en desvelar las claves de la ‘Operación Cataluña’, se muestre menos incisivo con algunas comparecencias en la comisión de investigación del Parlament por el espionaje con Pegasus. O, más bien, con la incomparecencia de uno de sus reputados analistas, que formó parte de lo más alto de la cúpula gubernamental cuando el Gobierno de Sánchez interceptaba comunicaciones de políticos ‘indepes’, y que pasó olímpicamente de declarar al respecto.