En España, al igual que en otros países, la dislexia se reconoce como una condición que requiere de atención especializada y apoyos específicos en el ámbito educativo, entre otros. Todo ello, con el fin de garantizar el éxito tanto académico como personal de los afectados.
La Fundación Cofares charla con Madrid con la Dislexia, una asociación sin ánimo de lucro formada por familias con hijos con dislexia, con el objetivo de dar a conocer esta patología entre la población general y entre las farmacias comunitarias.
Amalia Arellano, vicepresidenta de Madrid con la Dislexia, explica que la dislexia es una dificultad específica del aprendizaje que principalmente afecta al dominio de la lectoescritura. “Si tenemos en cuenta que la herramienta principal en la que se baja el aprendizaje en todas las asignaturas, en todas las etapas escolares, podemos visualizar la magnitud de lo que estamos hablando”, señala.
Cuando hablamos de dislexia, nos referimos al 10% de la población que convive con ella, según detalla Arellano. “En España hay casi 5 millones de personas y 800.000 alumnos que no están diagnosticados. Ya en 2018 nuestro país se situó como el país de la Unión Europea con mayor fracaso escolar. Educación no tiene un censo del alumnado con dislexia y esto es un problema”.
En este sentido, Amalia Arellano destaca que se trata de problemas “invisibles” y que en muchas ocasiones, en los centros educativos, se pasan por alto. “Los padres estamos cansados de escuchar que nuestros hijos son vagos, que se distraen o que son rebeldes”, comenta, y añade que “en muchas ocasiones tenemos que ir documentados y explicar a los propios profesores lo que es la dislexia”.
A lo largo de la entrevista, la vicepresidenta de Madrid con Dislexia habla también del papel que juega la dislexia en el ámbito familiar y de la importancia que cobran los farmacéuticos, como profesionales de la salud más cercanos a la población, en la visibilización y el conocimiento de esta patología.
El bloqueo emocional en personas con dislexia
La vicepresidenta de la asociación comenta que no todas las personas con dislexia presentan el mismo grado de dificultad. “Cuando entra en la ecuación el bloqueo emocional, derivado del estrés, y a la que se ven sometidos con frecuencia estos niños y adolescentes, puede agravar sus dificultades y dañar seriamente su autoestima y su capacidad de resistencia a la frustración”, afirma Arellano.
La entrevistada hace hincapié en la importancia de poner el foco en el bloqueo emocional de los niños y adolescentes con dislexia, derivado de la presión y el estrés que tienen en su ámbito escolar, familiar y emocional. En estos casos, señala que la dislexia no solo se trataría con un logopeda, sino que se hace necesario tratar las emociones. “Cuando hay un bloqueo emocional los problemas se multiplican por cien y hay que tratarlos”, añade.
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