Hace muchos años, casi una treintena, que conocí a un galeno guapo como un adonis, listo como ninguno y con un corazón que no cabía en dos cuerpos. Pelo negro ensortijado, tableta de chocolate en barriga… maestría sin límite. Fuimos amigos y cómplices en un mundo lleno de locura, a la que el Doctor aportaba más, si era menester.
El fútbol, su tele, sus enfermos… Hay que entender que todos los que hemos conocido al Doctor Bartolomé Beltrán ha sido por sus buenos actos. Ejemplo de cómo beberse la vida, comerse las rutinas y acertar con su criterio basado en el cariño a los demás. Un grande entre los grandes.
Con un dato basta. No hablaré de sus desvelos con Lara, Asensio, cientos de cientos de cientos de ejecutivos de su amada Antena 3 y de donde fuese porque Tolo ayudaba a todos los que se lo pedían.. Atendía a los que no les funcionaba o a los que sí. Testigo es Javier que tiene la consulta llena de próstatas de beltraneros… Tolo el gran Tolo. Hace tres años me amputaron la falange de mi dedo corazón. Y la llamada de Tolo en la que me dice: ‘Pedrito ¿estás malito? Voy a verte, no quiero que sufras’. Me había escapado de la habitación porque me querían hacer pruebas y yo no quería… jajajajajajajaajaj… al salir al hall de Montepríncipe me encuentro con mi querido Tolo, que iba con nuestro querido y admirado amigo Nacho, con los que me fundí en un abrazo y lloramos…
Después he vuelto a verme con Tolo en muchas ocasiones y siempre ha sido el mismo: Un Médico con conocimientos más allá de la física y la química, un Ser irrepetible al que mando desde nuestro querido PR un beso muy grande y le pido un poco de paciencia para que nos volvamos a ver.
La vida es muy corta y hay muy pocos seres llamados humanos que merecen la pena. Doy gracias a este universo pequeño y rancio por dejar lucir a mi Tolo.
Te quiero y siempre será así querido Hermano.










