Cultura Inquieta acaba de estrenar nueva imagen fruto de un rebranding. Esta inmensa comunidad creativa nació en la madrileña localidad de Getafe hace 22 años como un festival de música y club de jazz, luego se trasladó al mundo digital y hoy es en uno de los mayores prescriptores de arte y cultura del mundo. Así el avance, Juan Yuste, CEO de Cultura Inquieta, se dio cuenta de que había llegado el momento: “Un rebranding es necesario cuando notas que el mundo avanza y tu marca no lo está haciendo”.
Cultura Inquieta es una plataforma que crea y comparte contenidos sobre todo tipo de disciplinas artísticas en los entornos off y online, generando comunidades y conversaciones en torno a ello. Con la mirada puesta en el futuro, este rebranding busca hablarle directamente a su comunidad: internacional, plural y de más de siete millones de personas, dirigiéndose a los más Z, pasando por los millennials y manteniendo a esos primeros seguidores que se unieron al proyecto hace más de veinte años.
“Siendo conocedores de que la vida es movimiento, aprendizaje y transformación, nos hemos embarcado en un proceso de observación interna para repensarnos y estudiar cómo nos percibimos y nos perciben, dónde estamos y dónde queremos llegar, qué queremos ser de mayores”. Así justifica Yuste la necesidad de este rebranding. Dice en esta entrevista a PRNoticias que para adentrarse en este camino lo importante es saber de dónde vienen y hacia dónde van.
¿De dónde parte Cultura Inquieta?
Cultura Inquieta nace en 2010, nombrando de esa manera a un festival de tres semanas de duración interdisciplinar donde convivían la música con las artes escénicas, artes plásticas, filmotecas, conferencias, etc. Cultura Inquieta nace de la necesidad de compartir aquel fenómeno artístico y cultural que te asombra y de conversar sobre ello.
¿A qué y a quién dedica su trabajo?
Buscamos estimularnos y emocionarnos a través de la curación, generación y difusión de contenidos culturales. En la medida de nuestras posibilidades, y más allá, queremos aportar nuestro grano de arena ayudando a construir una sociedad más crítica, más libre, más bondadosa.
¿Por qué habéis llevado a cabo ahora un rebranding? ¿Qué ha cambiado exactamente?
Entendemos que hemos de ser constante aprendizaje, transformación, progresión. Nunca nos hemos detenido, pero un proceso de rebranding obliga a aparcar lo urgente para centrarte en lo más importante. Obliga a repensarnos, clarificar dónde estamos y dónde queremos ir, quiénes queremos ser de mayores, observar y escuchar cómo se nos percibe, qué hemos de mejorar, qué estamos haciendo bien y hemos de mejorar igualmente. El rebranding es un proceso catalizador que acelera la evolución, supone un supone un reto y una ilusión.
¿Qué esperáis de este rebranding?
Marcar diferentes destinos en el mapa de quiénes queremos ser y dónde queremos ir, junto con las herramientas para avanzar hacia esos objetivos. Queremos aprender a poner toda nuestra pasión, conocimiento y trabajo en aquello que nos emociona y nos hace sentir que estamos aportando un valor real, por pequeño que sea, al tiempo que nos ha tocado vivir.
¿Cuándo es necesario hacer un rebranding?
Un rebranding es necesario cuando notas que el mundo avanza, y tu marca no lo está haciendo. Siempre hay que mantener la esencia, pero es obligatorio evolucionar, adaptarse, estar presentes y en sintonía con lo que nos rodea. Quedarse atrás es un error, y más en el sector digital, audiovisual, publicitario… donde las tendencias duran un suspiro, y hay que estar al día.
¿Cómo lograr un buen rebranding?
Un buen rebranding se consigue teniendo muy claro de dónde venimos y dónde queremos llegar; qué queremos ser, y qué nos falta para serlo. La imagen de una marca tiene que alinearse con sus valores, su misión… en definitiva, plasmar los objetivos y dejarlos ver al resto.
¿Cuál es la “clave” del éxito de un rebranding?
La clave del éxito de un rebranding, es que no hay clave. No hay un manual exacto: la marca tiene que respirar lo que quiera inspirar a los demás. Cuando se vea por fuera lo que es por dentro, entonces, habrá tenido éxito adaptando su imagen y plan de acción.
Si no funciona un rebranding, ¿cuál es el plan b?
Darle otra vuelta. El proceso de rebranding es realmente largo: en Cultura Inquieta llevamos más de un año pensando y diseñando la estrategia, rodeándonos de los mejores y rompiéndonos la cabeza. Y aún ahora empezamos a implementarla. Esta fase también será muy larga, hasta que cale y nos empiece a definir más y más. Cultura Inquieta está en el imaginario de mucha gente, y un cambio puede costar; sin embargo, creemos que hemos dado con la tecla de seguir siendo nosotros pero más frescos, más sincrónicos, más “bien explicados”. Si el rebranding de una marca no está dando sus frutos, quizás es porque se ha puesto el foco en las cuestiones equivocadas, o se ha olvidado la esencia.
¿Qué le recomiendas a una marca o empresa que está pensando en hacer un rebranding?
Lo principal es tener claros los objetivos y apostar por el nuevo camino, manteniendo la esencia y los valores y, sobre todo, disfrutando del proceso. También recomendaría contar con profesionales, estar seguros, tener referentes, y por último, no temer al cambio ni a equivocarse, ¡que de todo se aprende!
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