“España, más allá de cualquier estereotipo, es un país sobresaliente cuando hablamos de sostenibilidad. Tenemos un patrimonio natural ingente en términos cuantitativos, tanto absolutos como en proporción con nuestra superficie; pero además atesoramos una biodiversidad como pocas naciones de nuestro entorno. Y también creo que lo conservamos bien, tanto desde un punto de vista de uso tradicional como con la incorporación de tecnologías de última generación”.
La afirmación es de Diego Sanjuanbenito, Director Health and Environment Cluster de RetiEspaña, a la pregunta sobre los niveles de sostenibilidad en España, en conversación con PRNoticias. Este mes, S&P Global publicó su Anuario de Sostenibilidad de 2024, que evalúa a más de 9.400 empresas aunque sólo ha sido introducidas 759, siendo Indra y Cepsa las españolas que más destacan en materia de sostenibilidad. El listado incluye otras 12 empresas españolas como líderes de sus respectivas industrias, entre ellas la Compañía Española de Petróleos, Acciona, Iberdrola, Endesa, Enagás, BBVA y Telefónica.
¿Qué deben tomar en cuenta las empresas para mejorar sus niveles de sostenibilidad? ¿En qué puede contribuir la ciudadanía? Sanjuanbenito responde así a estas y otras inquietudes.
En los rankings internacionales, ¿en qué posición se sitúa España en materia de sostenibilidad?
Fuera nos valoran bien; paradójicamente, en muchos casos nos valoran mejor de lo que nosotros mismos lo hacemos intuitivamente. Tenemos posiciones de cabecera en mejora de la calidad del aire, en descarbonización, en intensidad energética, en tratamiento de aguas o en generación renovable… pero muchas veces esto no se refleja en estándares más generales sobre calidad de vida. ¿La razón? En muchas ocasiones lo desconocemos incluso dentro de España y, evidentemente, si nosotros mismos no lo interiorizamos y compartimos, nadie lo va a hacer por nosotros.
¿Qué factores influyen?
Nuestra evolución es positiva, afortunadamente. Porque se conciencia, se invierte y se innova. Es una evolución real, acompañada de un progreso empírico. Luego hay un avance en paralelo, en los rankings y en un sentido reputacional, que tiene que ver con ese progreso concreto, pero también con que las comparaciones sean homogéneas y arbitradas por un observador externo e imparcial. Y todo suma, evidentemente, aunque haya mucho margen de mejora, empezando por nuestra propia percepción.
¿Qué sectores en España españoles lideran estos rankings y por qué?
Creo que, más allá del cliché que tantas veces acompaña a su imagen como sector, hay que destacar la posición de nuestras empresas energéticas, sobre todo en el apartado renovable. Han acometido procesos muy complejos que las han hecho transformarse profundamente y no han dejado de pelear posiciones de liderazgo que trascienden con mucho nuestras fronteras. Y les queda aún mucho camino por delante, pero es de justicia saber lo que están aportando a España, también en imagen de marca. Otros sectores tienen también un mérito enorme que no siempre sabemos identificar, y ahí apuntaría a uno más urbano, como el de la movilidad y, fuera de las ciudades, al sector primario con un esfuerzo aún mayor por parte de todos los que permiten que perdure en un entorno ferozmente competitivo y con márgenes exiguos.
¿Y qué sectores obtienen menor calificación? ¿En qué estamos fallando?
A veces no se trata de calificaciones, sino de que no se avanza al ritmo que sería deseable en la senda de la sostenibilidad. Yo echo de menos mayor velocidad en la transición hacia la economía circular. Tenemos creatividad y capacidades técnicas que no se están aprovechando, y no hay tiempo que perder para corregirlo.
¿Qué más pueden hacer el sector público y el privado?
Nuestra sociedad tiene un potencial inagotable para idear soluciones a los desafíos que se nos ponen por delante; está en nuestra naturaleza como seres humanos. Lo que ocurre es que para poner en marcha toda esa capacidad primero hay que asumir que existe un problema. Y pasar del modelo de usar y tirar al de usar y reutilizar no es la tarea de ningún sector en concreto, sino un cambio de mentalidad general. Hace falta que las empresas grandes, medianas o pequeñas se lo crean; hace falta que los ciudadanos/ consumidores entendamos que es necesario; hace falta que nadie quiera patrimonializarlo como causa de parte. Hablamos de ecodiseño, de reducción de materiales no reciclables, de vertido cero… pero muchas veces nos encontramos con un laberinto normativo que paraliza el cambio o lo posterga en lugar de incentivarlo. Hay tareas pendientes para todos.
¿Qué están haciendo las autonomías en este sentido?
Las autonomías son un agente clave en la transición ecológica. Han ido adquiriendo un peso sustantivo en competencias transferidas y competencia de sus profesionales en el capítulo ambiental que las coloca en una posición central para liderar los cambios a una escala social idónea: son reguladoras, desarrollan el repertorio legal comunitario y español, pero también tienen la cercanía de una ventanilla de administración local. Con los recursos bien estructurados podrían ser nuestro mejor vehículo público para el cambio.
¿Cuál podría considerarse la más sostenible y cuál necesitan mejorar?
Hay una apuesta común en la mayoría de las regiones por el liderazgo en sostenibilidad. Y tiene algo muy bueno, que es que la propia diversidad de España, en recursos, costumbres e incluso entornos bioclimáticos, permite que esa carrera por el liderazgo no sea un juego de suma cero. La enorme potencia de Aragón en generación renovable, o el avance de Castilla-La Mancha en hidrógeno verde, no restan un ápice de interés a lo que se está haciendo en Extremadura en materia de gestión forestal sostenible partiendo de una realidad propia tan emblemática como la dehesa… En cada autonomía hay, por suerte para todos los españoles, proyectos y talento de sobra. Si en algo hace falta mejorar es en que esa ambición compartida se materialice haciendo más frecuentes y sólidos los vínculos entre la iniciativa privada y pública, que es algo imprescindible.
Hablemos de la ciudadanía, ¿cómo puede contribuir para que España sea más sostenible?
España será tan sostenible como quieran los españoles, que ya hacen buena parte de la tarea. Lo que creo que ayudaría mucho es que se comunique con claridad dónde nos encontramos y hacia dónde queremos ir. Y a ser posible sin dramatismo ni sobreactuaciones. La exageración en el discurso público tiene poco recorrido. Tratemos a los ciudadanos como adultos; la idea es sumarles a una causa de todos, y no convertir nuestra sostenibilidad en otra trinchera más.
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