La era digital ha marcado un antes y un después en todos los ámbitos de la sociedad, entre ellos, el sector de la salud. Elena Torrente, directora de Salud Digital de la aseguradora DKV, afirma que la digitalización en el sector salud “es el presente y el futuro”.
La pandemia de la COVID-19 representó un punto de inflexión en cuanto al uso y aceptación de la telemedicina por parte de la ciudadanía y de los profesionales sanitarios tanto en la sanidad pública como en la privada. “Sin embargo, la salud digital va mucho más allá de la telemedicina y tiene el potencial de transformar el sistema sanitario en diferentes aspectos: accesibilidad, anticipación a los riesgos, mayor precisión de los diagnósticos y tratamientos médicos o apoyo al autocuidado, entre otros”, explica Elena Torrente.
Así lo reconocía la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2018 identificando la salud digital como palanca para avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, en concreto: el acceso a la atención primaria y cobertura sanitaria universal, la alerta precoz y predicción de brotes ante emergencias sanitarias y la mejora de la salud y el bienestar de las personas.
Los retos de la digitalización del sector salud
Tal y como explica la directora de Salud Digital de DKV, “los datos de salud están especialmente protegidos según el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), por lo que cualquier medida de digitalización del sector debe cumplir con estrictas normas de seguridad”.
La transformación digital que se está viviendo en el sector no es homogénea, por lo que, en consecuencia, los riesgos y amenazas son diversos.
“Hemos observado un aumento de ciberataques en el sector que, lamentablemente, perjudicar directamente la salud de los pacientes o la prestación de los servicios sanitarios. En este sentido, es indispensable cumplir los requerimientos toda la normativa aplicable, como el RGPD, la Ley Orgánica de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales (LOPDGDD), o la Ley de autonomía del paciente y derechos y obligaciones sobre información y documentación clínica, entre otras”, asegura Elena Torrente.
El papel de la telemedicina
La telemedicina consiste en la prestación de un servicio sanitario a distancia mediante el uso de la tecnología de forma síncrona o asíncrona. “En el contexto postpandemia, la telemedicina se ha consolidado como una forma complementaria de atención sanitaria que, en muchos casos (entre un 66%-88% de las consultas en Atención Primaria, según un estudio reciente realizado en España) puede ser sustitutiva de la consulta presencial”, señala la directora de Salud Digital de DKV.
En este contexto, Elena Torrente indica como indispensable el protocolo del tipo de pacientes o de patologías que pueden ser tratadas a través de este canal, siendo especialmente adecuado en los casos de seguimiento ordinario, recepción de pruebas diagnósticas, entrega de resultados, anamnesis y prescripción farmacológica.
La telemedicina, en definitiva, “ha demostrado beneficios tanto en resultados de salud (similares a las consultas presenciales en muchos casos), como en satisfacción de los profesionales, en experiencia para el paciente (accesibilidad, satisfacción, ahorro de tiempo y costes por desplazamiento) y en contribución a la sostenibilidad del sistema sanitario (optimizando recursos y disminuyendo listas de espera)”, concluye.
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