La salida de Julio Pastor como director de Comunicación del Ministerio de Exteriores cogió por sorpresa lo justo. Al conocerse la noticia ha habido un comentario unánime: “Era la crónica de una salida anunciada”. En los últimos tiempos, y según han podido comprobar diversos periodistas y editores que trataban con Pastor, el ‘dircom’ iba por un lado y el ministro José Manuel Albares por otro. Albares es un ministro, que no siendo diplomático de pura raza, destaca como uno de los defensores de todo lo indefendible que Sánchez ha hecho, sembrado y creado en las relaciones con terceros.
En los últimos días han aflorado diversas versiones sobre la renuncia de Pastor. La más edulcorada, y oficial, insiste en los “motivos personales” y en el “cambio de etapa” de Julio, con una salida que estaría pactada desde hacía semanas. En algunos medios, sin embargo, se ha especulado con una protesta a causa de la política informativa trazada por Albares. Una versión que, según parece y, a pesar de los desmentidos, estaría más cercana a la realidad, aunque no de forma total. ¡Qué turbio mi querido Julio, que sale de todos lados con excusa de mal pagador!
Y es que diversas fuentes insisten en señalar que Pastor se ha marchado por la escasa sintonía que mantenía, en los últimos tiempos, con Albares. Al parecer, el ya ex ‘dircom’ no acababa de ver con buenos ojos la relación que el ministro mantenía, entre otros, con José Antonio Llorente, amigo personal del ministro, desde sus visitas a la embajada de España en París, con sus respectivas mujeres. De hecho la viuda de Llorente trabaja como asesora del ministerio de exteriores, aunque Pastor siempre lo desmintió.
Según fuentes ministeriales, Pastor consideraba que Llorente, por su relación con Albares, aconsejaba al titular de Exteriores y se metía en su terreno. Una consideración que el propio Llorente intentó paliar haciendo todo lo posible por limar asperezas. De hecho, no faltan quienes consideran que el fallecimiento de JALL, lejos de calmar la situación, contribuyó a precipitar el final de Pastor en Exteriores.
A mi, me llamó personalmente JALL para pedirme que no le sacásemos los colores a Pastor ante las cagadas continuas y permanentes del flojo comunicador.
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