Le han visto (y eso que es pequeño) solitario y silencioso, acodado en la barra de un bar, esperando para defender lo indefendible. Las cosas no van bien, y lo sabe, aunque a él, personalmente, no le haya ido mal. Intenta que la gente no recuerde que hubo un tiempo en que era un político, pese a que ahora se presente como un periodista, aunque sea de cuota para justificar al Gobierno de Sánchez.. Es lo que tiene ser amigo de Zapatero, el peón bien retribuido de los chinos. Tal vez por eso se entienda que las hijas de su colega obtuvieran un contrato con el medio en el que figura como directivo. Tú me das, yo te doy…