José Miguel Contreras se ha metido él sólo en un charco de arenas movedizas con su papel como ‘cerebro’ del fichaje de David Broncano por parte de RTVE. El encastillamiento del directivo de Prisa -empresa que, a su vez, ha recibido diversos contratos por parte de la Corporación- responde a intereses políticos, derivados de su faceta como gurú audiovisual del Gobierno de Pedro Sánchez.
Porque Contreras es el artífice de la campaña contra Pablo Motos y ‘El Hormiguero’, y de ahí deriva todo lo que viene sucediendo y que ha puesto en una situación comprometida a la Corporación pública. “El pasado verano convenció a Moncloa de que el ‘info-entretenimiento’ supuestamente politizado era el responsable de la caída de imagen de Pedro Sánchez. Consiguió que el PSOE y el propio Sánchez, así como sus satélites, entraran en ello y a partir de ahí les convencieron, como un paso más a la hora de placar a esos rivales, de meter a Broncano en RTVE”, aseguran fuentes del sector.
Además, y de paso, se echaba una mano con un jugoso contrato a El Terrat, que, a pesar de ser de Mediapro, sigue contando con su buen amigo Andreu Buenafuente como directivo.
Sin embargo, la jugada se ha complicado y deja en una situación comprometida a Contreras, que ha conseguido convertir RTVE en ‘tierra quemada’ a pesar de haber vendido durante meses que tenía vara alta sobre la Corporación, donde, según dicen allí, operaba a través de José Pablo López, su exdirector jurídico en La Sexta original y liquidado como director de Contenidos Generales en una maniobra de Elena Sánchez.
Precisamente Sánchez se ha convertido en la ‘bestia negra’ de Contreras, amenazada desde ‘El País’ por no tragar con el fichaje de Broncano. “Ha perdido la confianza del Gobierno”, llegó a publicar el diario de Prisa, beneficiaria de contratos a través de La Coproductora del propio Contreras.
Con estos mimbres, se comprende que haya quienes, en ciertos ámbitos gubernamentales, se den de golpes contra la pared. Y más cuando, como reconocen algunos, se ha montado un escándalo para placar a un programa de entretenimiento que dedica un contenido mínimo a los temas políticos. Mas todavía cuando, como señalan fuentes socialistas, el problema serio para la imagen del Ejecutivo lo representan periodistas como Vicente Vallés o Carlos Alsina. Claro que, tal vez, en esta maniobra para colocar a Broncano se estaba haciendo negocio bajo cobertura ideológica.
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