Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de mortalidad y discapacidad a nivel mundial y suponen un gasto sanitario en aumento debido al envejecimiento de la población. En concreto, la estenosis aórtica calcificada es una de las formas más frecuentes de enfermedad de las válvulas cardiacas.
La prevalencia de esta patología se estima en torno al 3,4% en pacientes mayores de 75 años, y aumenta significativamente con la edad. Así, se calcula que en España hay unas 145.469 personas con estenosis aórtica calcificada, teniendo en cuenta solo al grupo de mayores de 75 años.
Desde la Fundación Jiménez Díaz explican que, a grandes rasgos, conlleva la calcificación y degeneración de la válvula aórtica, dando lugar al reemplazo de tejido valvular por tejido óseo y al estrechamiento de la misma. La apertura de la válvula aórtica queda comprometida y, de ese modo, la distribución de sangre al resto del cuerpo.
A día de hoy no existe un tratamiento farmacológico efectivo que altere la evolución de la enfermedad. La única vía para mejorar los síntomas y la supervivencia a largo plazo es el recambio de la válvula aórtica. Por todo ello, la identificación de nuevos mecanismos implicados en esta patología resulta clave para su investigación, así como la búsqueda de nuevas terapias para prevenir la mortalidad asociada a estas enfermedades.
En este campo, una nueva investigación ha demostrado la presencia de galectina-1 en válvulas aórticas estenóticas, siendo los niveles de esta galectina superiores en las válvulas de hombres en comparación a las mujeres. Esta ha sido llevada a cabo por investigadores del Centro de Investigación Biomédica de Navarra (Navarrabiomed) y el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV) en el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz-Universidad Autónoma de Madrid (IIS-FJD/UAM), junto con el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en Buenos Aires, y publicada en Faseb Journal.
Los niveles de galectina-1 se regulan por estrógenos en células valvulares intersticiales
Estudios clínicos previos mostraron que las válvulas de hombres y mujeres son diferentes, en concreto, las mujeres presentan menor grado de calcificación y mayor fibrosis valvular que los hombres. En este sentido, “los niveles elevados de galectina-1 pueden estar relacionados con el mayor número de células intersticiales valvulares de fenotipo osteoblástico en las válvulas aórticas de hombres”, comenta Eva Jover, la autora principal del estudio.
Con la intención de entender los posibles mecanismos que se ocultan tras los hallazgos en tejidos valvulares de pacientes, los autores plantearon hacer estudios con este tipo de células en cultivo en presencia de estrógeno, la hormona sexual femenina. “Pudimos comprobar que los estrógenos eran capaces de regular la expresión y secreción de galectina-1 sólo en células intersticiales valvulares de mujeres, mientras que no tuvieron efecto en las procedentes de hombres”, afirma por su parte Natalia López de Andrés, otra de las investigadoras.
El tratamiento con galectina-1 previene el desarrollo de calcificación valvular
Estudios previos de los grupos del CONICET y del CIBER habían demostrado un efecto cardioprotector y antiinflamatorio en modelos experimentales de infarto de miocardio y aterosclerosis. En este sentido, el efecto de galectina-1 en los mecanismos implicados en estenosis aórtica era desconocido.
El estudio demostró que “el tratamiento con galectina-1 fue capaz de prevenir mediadores inflamatorios y de calcificación de CIV, lo que plantea la posibilidad de evaluar el potencial de esta galectina como una posible diana terapéutica en la estenosis aórtica”, indica también José Luis Martín Ventura, investigador del CIBERCV en el IIS-FJD/UAM.
No obstante, “desde un punto de vista clínico, se justifica una mayor investigación para trasladar estos hallazgos al paciente, así como la contribución de galectina-1 a los mecanismos implicados en la estenosis aórtica”, concluye Gabriel Rabinovich, integrante del grupo de investigadores.
Seguiremos informando…