Francisco García Paramés, gestor estrella español por excelencia; pese a algunos borrones más bien sonados en su historial, es el principal accionista de Vocento. Una compañía por la que parece revelar ya algo así como obsesión. Aunque sus obsesiones, últimamente, le han salido fatal.
En la CNMV ha declarado a título personal algo más de un 15%, mientras su gestora (Cobas) posee otro 5%. Da igual, la gestora es suya, es decir, maneja más de un 20% del grupo de contenidos, un porcentaje a tiro de OPA; esas opas que tanto le gustan cuando él está dentro. Pero la compañía editora es un auténtico desastre. A los pocos días de incrementar su posición en ella, salió a la luz el cese de Luis Enríquez, por el que dio la cara públicamente en 2019, evitando, de hecho, su despido, ya decidido entonces.
Uno de sus borrones históricos (y recientes) ha sido la empresa panificadora Aryzta, empresa suiza en la que concentró grandes posiciones, se resistió a una OPA, se enrocó… y finalmente ha deshecho la posición prácticamente del todo, con una fuerte pérdida. El asunto se pudo seguir en la prensa casi como un culebrón : “Paramés se enroca”, publicaba el diario Cinco Días… hasta que tocó salir con las orejas gachas. Ajo y agua. Vocento empieza a traer un cierto deja vu.
El valor sufre un auténtico calvario en Bolsa, (exceptuando un pequeño y algo humillante rebote que ha tenido tras el cese de Enríquez, CEO fichado de Unedisa que tenía que pilotar el crecimiento del grupo al que arribaba), así como una caída de ingresos de más de 100 millones desde 2015, hasta los actuales 362 millones del pasado ejercicio. Vocento es, sin duda, un grupo que se hunde por un management desnortado y unos accionistas… peculiares. Una compañía en vía muerta, incapaz de reaccionar a la erosión del modelo de negocio generalizada en los medios. Sólo hay que mirar cómo van en bolsa otros, ya sean españoles o internacionales.
Pero Paramés sigue echando leña a la caldera. Su aumento de participación se declaró en la CNMV pocos días antes del cese del ejecutivo, que se hará efectivo en la junta del 23 de abril. Ha reconocido ese 15% de la compañía a título personal, desde el 10% anterior, aunque en la comunicación posterior aclara que los inversores finales son los propios fondos de su gestora, Cobas, junto a los fondos de su cliente italiano, Azimut. Esa comunicación a dos bandas, por cierto, es algo ‘raruna’. La CNMV, ni pío.
Este Warren Buffet doméstico se hizo célebre por evitar el pinchazo puntocom, pero sufrió una enormidad en la crisis de las hipotecas subprime, que contagiaron a todos los mercados y revelaron que sus carteras eran demasiado ilíquidas… algo sobre lo que le advirtieron en repetidas ocasiones desde muchos flancos, sin hacer el mínimo caso.
Ahora, suma y sigue en Vocento, sin que nadie acierte a comprender cuál es el racional de la inversión. ¿Viene algún tipo de operación corporativa? ¿Se recuperarán las quinielas con Prensa Ibérica o Henneo? ¿Estará en la fusión con Indra que quiere Oughourlian u otra parecida? ¿Es por el valor de los inmuebles? ¿Va a caer alguna oferta no esperada? (por ahí pulula también Santander) ¿Estaba al tanto de los cambios en el management, ahora que se ha ido también el número 3 de Vocento?
En teoría, Paco Paramés entra en compañías en las que ve un descuento. Si en sus modelos le sale que tal compañía vale ‘x’ y cotiza a ‘x-y’, entra, dando por hecho que le pagarán la ‘y’ tarde o temprano, ya sea porque lo recoja el mercado o porque habrá una operación que pague ese diferencial. Nada más. Es lo único que le importa… salvo en este caso, por lo visto.
Con ese 20%, Paramés puede hacer lo que nunca ha hecho antes: entrar en el consejo de administración y, por supuesto, influir directamente en el futuro de la empresa.
Pero con los medios no se juega. Casi todo el mundo que invierte en ellos buscando rentabilidad, sale trasquilado. Ahí se entra por otra cosa: relumbrón, capacidad de influencia, contactos, cercanía con los políticos, llegada a las empresas, incluso, en muchos casos, son un mero instrumento de presión para otros menesteres.
Son compañías muy complejas, con unos modelos de negocio en revisión y que parecen haber dejado atrás sus años de gloria. Vocento tiene unos periódicos regionales que siguen siendo un gran pulmón de ingresos, aunque claramente en descenso. ¿Dónde están los proyectos llamados a liderar un cambio en el grupo? ¿Esa transición a la digitalización de la que todo el mundo presume, pero muy pocos son capaces de traducir en dinero? ¿Esos modelos de suscripción, que no son otra cosa que volver al kiosco, sólo que por Internet…?
Sin embargo, algo debió ver Paramés, que afloró en 2017 un 3% de la compañía y ha ido incrementando hasta ahora. ¿O es pura obcecación? Él sabrá lo que está haciendo… porque si no sabe algo que no sabemos los demás, el tortazo puede ser de los que hacen historia.
En sus tiempos en Bestinver, ya tuvo que gestionar porcentajes altos de Vocento en cartera, ya que sus fondos tuvieron porcentajes relevantes de la compañía y, anteriormente, la propia Acciona, matriz de Bestinver, por afinidad de los Entrecanales. Eran otros tiempos.
Permanezcamos atentos. Vocento promete seguir dando sorpresas.
Seguiremos Informando…