Los expertos del Hospital Universitario General de Villalba recomiendan fomentar las conversaciones sobre el suicidio con los adolescentes para evitar consecuencias letales. Así se puso de manifiesto durante dos jornadas de prevención del suicidio en la adolescencia.
Bajo el título “Engánchate a la vida”, los encuentros se dirigieron a estudiantes de Educación Secundaria para sensibilizar a los jóvenes sobre este problema social. Estas jornadas, coordinadas por el Dr. Enrique Baca, jefe del Departamento de Psiquiatría, se enmarcan en la estrategia del hospital de prevención y promoción de la salud a través de la organización de actividades en centros educativos. Estas jornadas contaron, además, con la participación de los doctores Francisco Ramón Martínez y Silvia Pérez, especialistas ambos del Servicio de Psiquiatría Infantil del hospital.
“Hablar del suicidio no implica que vayan a producirse más casos; lo importante es que los adolescentes sepan poner nombre a su malestar y cómo abordarlo, o que puedan pedir ayuda antes de tomar una decisión drástica”, subraya la Dra. Pérez. Por ello, durante estas charlas, los profesionales quisieron acercar a los jóvenes a la situación actual de este problema, y les explicaron qué sentimientos de malestar pueden experimentar en esta etapa o qué circunstancias les pueden provocar dolor y cómo gestionarlas, desmitificando cuestiones relativas al suicidio y detallando los síntomas de alerta y cómo detectarlos.
“Se trata de una etapa de muchos cambios, situaciones que generan dolor y que los adolescentes sufren de una manera más intensa que los adultos”, señala el Dr. Martínez.
Autolesiones y tentativas de suicidio
Concretamente, con respecto a las situaciones de autolesión, los expertos apuntan que los jóvenes que las practican no lo hacen con el fin de acabar con sus vidas, sino para aliviar el malestar que están sintiendo. Además, hay que tener en cuenta que las personas que se autolesionan muestran un indicio de que en algún momento pueden tener una tentativa de suicidio. “Intentan manejar el dolor, pero de una manera inadecuada que, por supuesto, no soluciona el problema, por lo que lo que necesitan son estrategias para manejar esta situación y hacer frente al problema que están viviendo”, inciden los especialistas.
En cuanto a las tentativas de suicidio, los profesionales resaltan que estas no tienen que producirse solo porque al individuo le esté pasando algo grave, sino que a veces se dan simplemente porque el adolescente no encuentra la manera de salir de su dolor y algunos piensan que ésta es la única solución. “El suicidio es una de las principales causas de muerte entre los adolescentes, siendo las tentativas más frecuentes en las chicas y los actos consumados, en los chicos”, puntualiza la Dra. Pérez.
Los psiquiatras reconocen que la pandemia ha tenido un efecto negativo entre los adolescentes, provocando un aumento de los trastornos de la alimentación, cuadros de ansiedad y depresión, así como un crecimiento del número de autolesiones y tentativas autolíticas.
Ciberacoso y redes sociales
Además de los efectos generales de la crisis sanitaria vivida en 2020, otro de los factores que ha tenido efectos más drásticos es el ciberacoso. Los expertos señalan que “existe una clara relación entre esta práctica y las estadísticas de suicidio consumados, debido a la dimensión que adquiere el sufrimiento de los acosados, al producirse dentro y fuera de las aulas”.
Por otro lado, también ponen sobre la mesa las prácticas que se realizan en las redes sociales a favor de las autolesiones y el suicidio, ya que hay personas que comparten imágenes de sus heridas en sus redes sociales e incitan a que muchos adolescentes lo repliquen.
“Que los padres no tengan miedo a preguntar a sus hijos cómo se encuentran”
Los doctores Martínez y Pérez mencionan que es muy complicado detectar si algo “va mal”, pero algunos indicios pueden ser “un cambio de carácter, mucha irritabilidad o un aislamiento social prolongado en el que el adolescente no se relacione con nadie y deje de hacer las cosas que le gustan”. Y, por supuesto, las autolesiones. No obstante, hay ocasiones en las que el adolescente no ha dado ninguna señal, para no ser una carga, y su entorno piensa que está bien porque enmascara sus sentimientos. “En estos casos, la primera noticia es cuando se produce una tentativa, y algunas veces incluso cuando llega la desgracia fatal”, asegura el Dr. Martínez.
“Mi recomendación es que los padres no tengan miedo a preguntar a sus hijos cómo se encuentran, aunque en muchas ocasiones los jóvenes no sepan ni qué contestar porque no entienden lo que les pasa; pero hay que insistir y estar muy atentos porque, cuando por fin se abren y hablan de un cierto tema, sienten un gran alivio, ya que, en realidad, está pidiendo ayuda para una situación que le supera”, concluye la Dra. Pérez.
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