En España hay más de seis millones de diabéticos diagnosticados y alrededor de cuatro millones de personas tienen diabetes y no lo saben. Esta enfermedad restringe multitud de alimentos a los que la padecen por la cantidad de efectos negativos que les causan y, además, dependen de medicamentos para regular la diabetes.
España tiene un gasto medio anual de 2.817 euros por cada persona que padece diabetes, según los datos del Atlas de la Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes (IDF). Una cifra menor a la del resto de países europeos. Aun así, supone un incremento del 11,7% desde 2019, cuando el gasto era de 2.485 euros por persona, y teniendo en cuenta el aumento del 42% de los pacientes diabéticos en los últimos cuatro años.
Sin embargo, las personas con diabetes tienen una gran cantidad de gastos que no cubre la seguridad social pero que son consecuencia de la enfermedad. La diabetes, además, se debe tratar como lo que es, sin perfilar si se tiene “más” o “menos” diabetes, tomando conciencia de los riesgos y las pautas firmes a seguir para evitarlos.
Una alimentación diferente
La alimentación de una persona diabética, por ejemplo, no tiene nada que ver con la alimentación de una persona que no tiene la enfermedad. Para las personas con diabetes están restringidas (aunque no prohibidas) la ingesta de todo tipo de azúcares, el exceso consumo de hidratos de carbono, pan y, en general, el abuso de los alimentos ultraprocesados. La sobreingesta de cualquiera de estas cosas, no llevando un control glucémico, puede producir en la persona diabética una hiperglucemia.
Además, es importante ser conscientes de que cualquier producto envasado, desde la carne picada, hasta el pollo, lleva azúcar para conservar el producto.
Si tenemos en cuenta que los alimentos ultraprocesados suelen ser los más asequibles económicamente y las personas con diabetes tienen restringidos este tipo de alimentos, es lógico pensar que el coste de su cesta de la compra se disparará al incluir productos naturales, frescos y de calidad.
Gasto en medicación
Para conocer los gastos de medicación que cubre la Seguridad Social en España a los diabéticos, PRSalud ha hablado con una persona diagnosticada de diabetes (tipo 2) desde hace 30 años. “Cuando consideran que eres diabético te dan insulina (una lenta, para todo el día, y otra de refuerzo, para cuando hay excesos)”. Aun así, lo más recomendable es evitar los excesos en la medida de lo posible para no tener que depender de la insulina de refuerzo e inyectar así la menor insulina posible.
“También te dan el tratamiento necesario si tienes problemas de riñón, anticoagulante y revisiones, aunque te miran por encima y no te enseñan cómo tienes que mantenerte y actuar. Si los médicos tuviesen buenos consejeros trabajando con ellos en problemas de nutrición, el 90% de los diabéticos no se llegarían a pinchar. Cuando te pinchas abandonas la posibilidad de que tu cuerpo pueda rehacer su sistema metabólico”. También les dan 10 agujas para las jeringas, una cantidad que puede quedar muy por debajo de lo necesario, ya que un diabético bien controlado se pincha una vez al día, pero uno mal controlado se puede pinchar 6/10 veces al día. “Esto lleva a las personas diabéticas que no tienen recursos a utilizar hasta cuatro veces la misma aguja, lo desemboca en infecciones, entre otras consecuencias”.
Sin embargo, a parte de la medicación que cubre la Seguridad Social, las personas diabéticas necesitan otros fármacos y tratamientos como parches para el dolor, parches para las heridas, tratamientos de medicina hiperbárica para oxigenar, entre otros.
Realmente, un diabético bien tratado tiene un coste anual incalculable, porque la glucosa en exceso (azúcar) daña todos los tejidos del cuerpo, desde el sistema nervioso, pasando por el sistema cardiovascular, hasta el sistema reproductor. Así, las personas diabéticas se tienen que realizar todos los años una serie de pruebas necesarias para saber cuál es el estado de la enfermedad. Entre estas pruebas se encuentran: revisiones oculares (retinopatía diabética, cataratas, glaucoma y edema macular diabético), de los riñones, comprobaciones del sistema circulatorio, estudios del sistema nervioso (para saber hasta dónde llegan los impulsos que manda el cerebro), etc. Por otro lado, la Seguridad Social no cubre completamente las prótesis necesarias tras la amputación como consecuencia de la diabetes, ni el calzado con plantillas que muchos diabéticos necesitan.
En este sentido, toda la medicación necesaria para tratar las patologías y daños consecuentes de la diabetes, como aquellos para tratar la retinopatía diabética, no están cubiertos por la Seguridad Social.
Falta de conocimiento de la diabetes
Es ampliamente conocida la insulina como ayuda base para los diabéticos. Sin embargo, lo primero que se debería aportar, tanto a las personas diabéticas como a las que no lo son, es educación, formación y concienciación al respecto. Un ejemplo son los propios medios de comunicación y las redes sociales, donde tan solo se ven anuncios de ultraprocesados (bollería industrial, hamburguesas, caramelos…).
Lo sorprendente es que ni si quiera los propios diabéticos conocen, en muchos casos, la enfermedad que padecen. Algunos, incluso, no conocen los rangos a incorporar en el medidor de glucosa. Esto es consecuencia de la falta de concienciación y educación en general y por parte de la clase médica. Cuando a una persona se le diagnostica diabetes, son habitualmente las enfermeras las encargadas de explicarle cómo y qué es la enfermedad. Para los sanitarios, el paciente es un diabético más, pero para la persona a la que le acaban de diagnosticar la enfermedad es algo desconocido.
La diabetes, además, puede llevar a sufrir otras patologías en diferentes partes del cuerpo (extremidades, ojos, boca, etc.). Es poco conocido, por ejemplo, cómo afecta la diabetes al aparato reproductor y los genitales. En multitud de ocasiones, son los propios pacientes diabéticos los evitan hablar con los profesionales sanitarios respecto al tema, lo que genera aun más desconocimiento, cuando con una buena alimentación y medicina hiperbárica se acaba la impotencia.
Además de a todos los órganos mencionados, la diabetes afecta al cerebro. ¿Qué sentirías si te caes de una planta 200 al vacío y cuando llegas a la planta 40 te paras de repente? Esa es la sensación que tiene el cerebro de una persona diabética cuando está con una hiperglucemia y se administra insulina para bajarla.
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