El lastre de Relevo ha sido una de las causas de la caída de Luis Enríquez como máximo ejecutivo de Vocento. Pero, además, podría tener consecuencias para el director del digital deportivo, Óscar Campillo, que, de momento, ha visto cómo ‘ipso facto’ se le colocaba un ‘vigilante’ -según fuentes de Vocento- en la persona de Aloyisio Araujo, designado director gerente de dicho portal.
El nombramiento de Araujo, a juicio de quienes conocen el complicado universo interno de Vocento, no es cualquier cosa. De hecho, Araujo no sólo tiene un pie en Relevo, sino que continúa como responsable de suscripciones digitales del grupo. Fuentes internas apuntan a que su misión, bendecida desde lo más alto, consiste en auditar y controlar el desarrollo del digital, al que algunos tildan de “pozo negro” que lleva casi dos años comiéndose una parte importante del presupuesto de Vocento sin obtener los resultados esperados.
Por el momento, esa ausencia de resultado ha devorado a su principal respaldo, Enríquez, que no dejó de rogar por el proyecto en su despedida, pidiendo que continuase siendo “regado” y alegando que “alberga un líder en la comunicación”. Los datos que baraja Vocento, sin embargo, dicen lo contrario.
Campillo, en la picota
Pero esta situación también amenazaría a su jefe táctico, como director, Óscar Campillo, que ha mantenido un llamativo silencio en toda esta tormenta que se ha saldado con el fin de Enríquez. La designación de Araujo responde, según las lecturas internas, a la decisión de colocar a alguien de confianza que vigile a Campillo bajo la excusa de “garantizar el cumplimiento del plan estratégico”.
Las palabras esconden significados que van más allá de lo expresado. De ahí que en el sector de la prensa deportiva haya quienes ya preparan ‘porras’ sobre el futuro de Campillo. Lo cierto es que, desde el anuncio de la puesta en marcha del proyecto, nadie comprendió cómo se apostaba por Campillo para dirigirlo.
Porque Campillo (por eso el ‘dejá vu’ que manejan algunos) ya venía lastrado por su fracaso como director de Marca. Sus cinco años en el deportivo de Unidad Editorial se saldaron con su salida en mitad de una grave crisis de ventas y difusión (las cifras de la OJD y el EGM fueron implacables), que obligó a sustituirle por Juan Ignacio Gallardo. Además, aquella etapa, bien recordada por quienes tuvieron que bregar con él en la Avenida de San Luis, generó un sinfin de anécdotas que prueban cómo Campillo, en deportes, iba justo de conocimientos. Aún está en las memorias de la redacción la confusión de dos astros del fútbol, brasileños y con nombres similares, que ruborizó a muchos de los presentes.
Pero, al margen de esa cuestión, fuentes de Vocento reconocen que Campillo puede beneficiarse del propio carácter del grupo, lento y poco dado a los cambios, y más con quien ha figurado -más que ejercido- como director general de Comunicación y Relaciones Institucionales. No obstante, hay voces críticas en el Consejo que se muestran tajantes: si el CEO anterior ha caído por ‘Relevo’, quien pastorea el digital no debería irse de rositas. Alguno ha sido incluso más duro: “Que se vuelva a Valladolid”.
Y es que algunas de esas voces han criticado la atención prestada por Campillo a los asuntos que se cuecen en la capital de Castilla y León, en cuyos guisos político-mediáticos lleva años participando. También por allí se recuerda su papel como biógrafo fervoroso de José Luis Rodríguez Zapatero y su gestión de la irrelevante Radio Televisión Castilla y León (RTVCyL), el invento de televisión autonómica privada subvencionada con dinero público de la Junta a mayor gloria del mandatario de turno y de los principales caciques del ladrillo -y los medios- de la región.
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