¿Es MasterChef un formato propio de la televisión pública? Es la pregunta que muchos se plantean tras la última polémica del formato. El abandono de Tamara, una de las concursantes de la actual edición del talent culinario, ha vuelto a traer al debate público sobre la salud mental.
La aspirante aseguró no sentirse a gusto en MasterChef por la presión a la que estaba siendo sometida. Por este motivo, decidió abandonar en mitad de una de las pruebas. Su decisión motivo una reacción poco comprensiva por parte de los jueces, especialmente por parte de Jordi Cruz, a quienes muchos usuarios de redes sociales criticaron por su poca “mano izquierda”.
Algo que ya se le ha recriminado en otras ocasiones y que abre el debate sobre la idoneidad de emitir un concurso en la pública donde parece primar el rendimiento y la competitividad de los concursantes sobre su bienestar. Este debate tampoco es nuevo, pero lo cierto es que a MasterChef comienzan a vérsele las costuras.
A pesar de que RTVE ha eliminado esta última entrega de su plataforma, el daño ya está hecho. También lo está después de que Jordi Cruz y Tamara, protagonistas de esta última polémica, hayan grabado un vídeo donde buscan zanjar el asunto. “Estábamos haciendo tele”, aseguró el chef.
TVE ni puede ni quiere prescindir de MasterChef
La duodécima edición promedia un 13% de cuota de pantalla, su segundo peor dato a estas alturas en la ya dilatada trayectoria del concurso producido por Shine Iberia. Precisamente, la productora dirigida por Macarena Rey es la gran beneficiada esta historia, pues durante la última década ha sido una de las productoras más beneficiadas económicamente por RTVE, pues cada entrega del programa le cuesta a la corporación 400.000 euros.
No obstante, la corporación pública debería reflexionar sobre si MasterChef merece seguir teniendo un hueco en la franja del prime time de TVE. Si se atiende únicamente a la audiencia del programa, la respuesta -con algunos matices- sería afirmativa. Pero si atendemos a cuestiones puramente éticas, la respuesta no está tan clara.
Lo cierto es que MasterChef es de lo poco que funciona en TVE. Una cuestión que puede sorprender a muchos teniendo en cuenta las polémicas que atesora a lo largo de los años y la paulatina pérdida de popularidad que ha ido experimentando. Sin embargo, se trata de un formato sobradamente asentado en la parrilla de La 1, contando con miles de fieles.
Es por ello por lo que la cadena pública continúa emitiéndolo y promocionándolo como una de sus grandes bazas frente a las apuestas de las cadenas privadas. Precisamente, una de las críticas que más se le han hecho al talent de cocina es que su idiosincrasia es poco propia de una televisión pública. Por tanto, las razones por las que TVE continúa confiando en MasterChef sólo las conocen en Prado del Rey.
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