Solo en España se calcula que más de seis millones de personas padecen diabetes. Esta se desarrolla cuando el páncreas deja de producir suficiente insulina (hormona necesaria para regular el nivel de azúcar en sangre) o cuando el organismo no consigue utilizar la insulina que produce.
Entre las complicaciones que puede ocasionar el exceso de glucosa se encuentra la ceguera. Los niveles altos de glucosa en sangre extraen líquido de los tejidos, incluidos los cristalinos de los ojos, lo que afecta a la capacidad de enfocar.
Si no se trata, la diabetes puede hacer que se formen nuevos vasos sanguíneos en la retina (parte posterior del ojo) y dañar los vasos sanguíneos establecidos. Aunque estos cambios tempranos no causan problemas en gran parte de los pacientes con diabetes, si estos cambios progresan sin ser detectados, pueden llevar a la pérdida de visión y a la ceguera.
En el siguiente vídeo se observa cómo en HM Eye Center, centro oftalmológico de HM Hospitales, tratan la retinopatía diabética, de la mano del Dr. Gonzalo Bernabéu, director del centro.
Concretamente, la retinopatía diabética es la manifestación más importante (y grave) de esta enfermedad en el ojo y la principal causa de ceguera en personas en edad productiva. Se estima que tras haber transcurrido 15 años desde el debut en diabetes, muchos pacientes presentan algún grado de retinopatía.
La retinopatía diabética es el problema ocular con peor pronóstico puesto que, si no se detecta a tiempo, esta afección (consecuencia de mantener niveles elevados de azúcar en sangre durante mucho tiempo) podría ocasionar una pérdida de visión irreversible.
En definitiva, los niveles altos de glucosa en sangre afectan a la salud visual. Tanto el consumo de azúcares, como el de grasas y alcohol aumenta el riesgo de padecer este tipo de afecciones oculares que pueden tener efectos graves e irreversibles en la visión.
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