Cada 9 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Insuficiencia Cardíaca (IC), una fecha crucial para concientizar sobre esta condición que afecta a más de 60 millones de personas en todo el mundo. En España, la prevalencia de la insuficiencia cardíaca alcanza casi el millón individuos.
Para abordar este tema, en PRSalud hemos hablado con el Dr. Javier de Juan Bagudá, coordinador del Programa Transversal de Insuficiencia Cardiaca. Hospital Universitario 12 de Octubre. El especialista, además, forma parte del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBERCV) y es socio fundador de DEBRES Medical.
La insuficiencia cardíaca es una enfermedad grave que puede llegar a una mortalidad cercana al 50% a los cinco años desde su diagnóstico, y es una de las pocas enfermedades que va aumentando en número. En cuanto a ingresos, la insuficiencia cardíaca es primera causa de hospitalización en España, y “se estima un aumento de ingresos por insuficiencia cardíaca del 50% en los próximos 25 años”.
Bajo este contexto, el Dr. Javier de Juan señala dos causas principales: el aumento de la esperanza de vida y el mejor manejo de las enfermedades cardiológicas. “Se trata de una enfermedad que se desarrolla, sobre todo, en pacientes más mayores, por lo que una mayor esperanza de vida conllevará una mayor probabilidad de desarrollo de la misma”, afirma. En cuanto al mejor manejo de las enfermedades cardiológicas, el especialista explica que, “por ejemplo, hay un mejor tratamiento del infarto, que hace que el paciente tenga menor probabilidad de fallecer en el momento uno, pero ese daño cardiológico se instaura en el corazón y progresa. Así con varias enfermedades cardiológicas, que de forma crónica tienden a desarrollar insuficiencia cardíaca”.
Factores de riesgo
La insuficiencia cardiaca es una enfermedad crónica que suele progresar y, además, es grave. Se trata de una condición bastante limitante que afecta de manera total a los pacientes, que suelen tener una avanzada edad.
En cuanto a los factores de riesgo habituales cardiológicos, el Dr. Javier de Juan pone el foco sobre la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad, que aumentan el desarrollo de insuficiencia cardiaca. “Tanto estos factores, como el tabaquismo o el colesterol y aquello que aumenta el riesgo de cardiopatía isquémica (causa de la mitad de los pacientes con insuficiencia cardiaca), pueden llevar a desarrollar esta condición”, señala el especialista. Aunque también recuerda que hay factores al margen de los hábitos que pueden afectar, recuerda que, “en cualquier caso, mantener hábitos cardiosaludables, además de disminuir la probabilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca, hacen que esta evolucione mejor”.
La insuficiencia cardíaca cuesta aproximadamente 2.500 millones de euros al año al SNS
La insuficiencia cardíaca es una de las enfermedades más frecuentes, el 2% de la población puede tener insuficiencia cardíaca y, además, ese porcentaje crece con la edad. “Más del 10% de los pacientes por encima de 75 años la tienen”, asegura el doctor, y añade que “el coste por paciente ronda los 3.000 euros al año, por lo que el coste estimado anual puede fácilmente alcanzar los 2.500 millones, hasta el 4% del gasto sanitario total”.
Aunque se están haciendo grandes avances y el tratamiento ha mejorado mucho en los últimos años, “todavía cuando se pone en perspectiva con otras enfermedades graves, la insuficiencia cardíaca supera en mortalidad a muchas de ellas”, afirma el Dr. Javier de Juan, quien recalca que “hay que darle la importancia que tiene en cuanto a la mortalidad”.
Trabajar en el tratamiento, pero también en la prevención
El tratamiento de la insuficiencia cardíaca ha sido algo de lo que más ha evolucionado en los últimos años. “Hay varias líneas de tratamiento que bloquean diferentes circuitos, para que la enfermedad evolucione lo más lentamente posible. Los cuatro grandes grupos son: Inhibidores del sistema renina angiotensina aldosterona, betabloqueantes, iSLGT2 y vericiguat”. El especialista recuerda que también hay tratamientos con dispositivos que han mejorado el pronóstico de la insuficiencia cardíaca y, de forma más individualizada, tratamientos dirigidos a pacientes que tienen problemas, por ejemplo, en la válvula mitral.
“Cada vez tenemos más y son tratamientos que cambian de forma importante la trayectoria de la enfermedad. Debemos comprobar que el tratamiento esté a ajustado a cada paciente de la mejor manera, que es algo que no está conseguido al nivel que se desearía”, explica. Sin embargo, aunque el avance respecto al tratamiento ha sido notable durante los últimos años, el especialista ve necesario “empezar también a trabajar en los inicios de la enfermedad e incluso, de forma ideal, en prevenirla. Un buen tratamiento de los factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes o la obesidad pueden disminuir las probabilidades de desarrollar la enfermedad”.
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