Begoña Gómez, la actual mujer del presidente del Gobierno, de 49 años y nacida en Bilbao, se ha convertido desde hace unos meses atrás en el foco de muchos medios después de que un juzgado de Madrid admitiera a trámite una denuncia contra ella por un presunto delito de tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
En concreto, en la denuncia, admitida por el Juzgado de Instrucción Número 41 de Madrid, se afirmó que Gómez, “prevaliéndose” de su relación con el presidente del Gobierno, “habría recomendado o avalado por carta de recomendación con su firma a empresarios que se presentan a licitaciones públicas”.
Ahora bien, aunque su marido si se pronunció respecto al tema hace unos meses comunicando su posiblle decisión de dimitir para apoyar a su actual mujer, ella no se ha referido públicamente al asunto aún. En palabras de Pedro Sánchez, lo sucedido se trata de hechos “tan escandalosos en apariencia como inexistentes”.
Pero bien, mientras la falta de declaraciones por parte de Gómez sigue siendo persistente, los escándalos sobre su labor empresarial no remiten. En primer lugar, ha salido a la luz el registro a su nombre de la marca de una plataforma similar a la cedida por Indra a la Universidad Complutense sin conocimiento del centro universitario.
La esposa del presidente del Gobierno solicitó ya en octubre de 2022 a la Oficina Española de Patentes y Marcas el registro de “Plataforma de medición de Impacto Social y Medioambiental www.TransformaTSC,org”. Coincide con que, según documentos a los que ha tenido acceso medios como El Mundo, la Universidad Complutense firmó meses antes un convenio con Indra por el que esta empresa cedía a la cátedra de esta universidad pública “el desarrollo de una plataforma de medición de impacto social y ecológico para empresas”.
Sin embargo, según este convenio, se trataba de una aportación a la cátedra extraordinaria de Transformación Social Competitiva que dirige Begoña Gómez, pero no a ella personalmente. Fuentes oficiales de la Universidad Complutense aseguran a varios medios que ignoraban que la responsable de la cátedra hubiera registrado la marca a su nombre.
Por tanto, se puede afirmar que Begoña se lucró de la creación de una empresa para esta plataforma, mientras supuestamente sus servicios se ofrecían gratuitamente a las pequeñas y medianas empresas. Así, la mujer de Sánchez enmarcaba sus trabajos entre los realizados por la cátedra.
Diferentes medios denuncian a Gómez por sus clases de reputación en la Universidad Complutense
Un escándalo que, además, desde ayer, no es aislado y es que, según ha sacado este jueves a la luz El Debate, Begoña Gómez se encuentra a día de hoy impartiendo clases sobre reputación empresarial en un máster de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Es decir, ofrece consejos a universitarios sobre cómo cuidar la imagen de una compañía o de un director, mientras un juez investiga sus negocios tras haber sido denunciada por los delitos de corrupción ya mencionados.
Según la propia universidad en la presentación de este master, “su claustro está formado por reconocidos académicos de la Universidad Complutense de Madrid, profesionales de Villafañe & Asociados Consultores e importantes compañías nacionales e internacionales que cuentan con un reconocido prestigio y una dilatada trayectoria profesional en calidad de expertos en las diferentes áreas que implica liderar la gestión de los intangible”. Palabras que pierden su credibilidad tras conocer la participación de Gómez.
En definitiva, diferentes prácticas llevadas a cabo que como mujer de Pedro Sánchez y teniendo, por tanto, un papel de relevancia a nivel social, “dejan mucho que desear” y están, poco a poco, destruyendo la imagen que ella misma se había construido durante los años de mandato de su marido y que tampoco está reforzando al no ser ella misma la que se pronuncie publicamente para defenderse o reconocer dichas acusaciones.
Ha sido Sánchez el que en todo momento ha comunicado su opinión frente al tema culpando a los medios de lo sucedido. Al anunciar su posible dimisión y después comunicar su decisión de quedarse al frente del Gobierno, el presidente se refirió a todo esto como “barbaridades que se han dicho (sobre ella) y acoso por parte de la prensa y a nivel personal que no se pueden permitir”.
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