Juan Carlos Rivero volverá a ser protagonista este fin de semana. El narrador de Radio Televisión Española liderará la retransmisión de la final de la Champions League que disputarán este sábado Real Madrid y Borussia Dortmund.
Previsiblemente, este encuentro llevará a La 1 a disparar su audiencia notablemente, situándose momentáneamente por delante de Antena 3 y Telecinco, al menos durante unas horas. Conscientes del potencial de un partido de tal magnitud, TVE se prepara para vivir su particular “momento de gloria”, pero también para la avalancha de comentarios negativos sobre su retransmisión.
Especialmente por su narrador Juan Carlos Rivero. En Prado del Rey son conscientes de las duras críticas que recibe cada vez que narra un encuentro en La 1. Sin embargo, y pese a las polémicas que provocan sus errores en la narración, continúan apostando por él.
Una cuestión que desconcierta al equipo de Deportes de RTVE, pues no entienden que Rivero siga al frente de las narraciones. En varias ocasiones han mostrado su descontento y su hartazgo, asegurando que sus errores ensombrecen la labor de un área clave para la corporación pública.
La Eurocopa, ¿nuevo match-ball para Rivero?
Al margen de la final de la Champions, el periodista de RTVE también ejercerá como narrador de los partidos que la Selección Española disputará en la Eurocopa de Alemania a partir del próximo 15 de junio.
Pese a que se le apartó de esta labor al término del Mundial de Catar, finalmente la corporación ha decidido apostar por su narrador más experimentado de cara a la competición internacional. El elegido para sustituirle al frente de las retransmisiones de la absoluta fue David Figueiras, mientras que Rivero pasó a narrar los partidos de la Sub-21.
No obstante, y tratándose de cara a una competición internacional como la Eurocopa, RTVE “premia” al veterano periodista, cuya trayectoria en la corporación supera las tres décadas. A sus 62 años, Rivero es la voz de la Selección Española desde 2006.
Sin embargo, y teniendo en cuenta los precedentes, la Eurocopa podría ser un nuevo match-ball para el periodista, que se la juega de nuevo en un evento que seguirán millones de espectadores, y que a buen seguro, dictarán sentencia sobre sus narraciones.
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