Hace un año que Marta Ortega, como nueva propietaria del grupo Inditex comenzó a intentar cambiar la imagen de moda rápida del grupo para intentar atraer a compradores más selectivos, Y aunque, en un principio esta estrategia pareció ayudar a Inditex a aumentar sus ventas y beneficios, en un momento en que el gigante de la moda minorista trasladó el aumento de los costes a los consumidores a través de subidas de los precios, hoy este plan parece estar ya demostrando sus carencias para conseguir mejorar los resultados del la compañía.
Y es que, aunque Marta ha implantado numerosos cambios desde su llegada a la compañía, la realidad es que la robustez de la imagen de marcas como Zara, hacen que sus decisiones y sus nuevos proyectos tarden en hacerse notar hasta 3 y 4 temporadas. Esto se ha podido comprobar en los números del primer trimestre de 2024 publicados este miércoles y que parecen requerir un amplio análisis.
Inditex crece, como era de esperar, pero es cierto que no lo hace con unas cifras escándalosas, como es habitual en la compañía, y experimenta, además, la primera relentización de sus ventas y por tanto, de sus beneficios, desde el año 2019.
La herencia de Pablo Isla
Es cierto que, cuando se llevó a cabo el nombramiento de Marta Ortega, aunque este fue recibido inicialmente con escepticismo, las acciones de Inditex subieron alrededor de un 50% y la empresa registró en 2022 el mejor año de ventas de su historia, una era que parece estar llegando a su fin reclamando ciertos cambios.
Buenos resultados que, muchos inversores a día de hoy atribuyen a la herencia de Pablo Isla quien realizó una de las mayores metarfosis comerciales del grupo y quien al dejar la compañía en 2022 se fue con el trabajo hecho, dejando a Inditex en el mejor momento de su historia: una ganancia inédita de 4.130 millones de euros y unas ventas que habían roto la barrera de los 32.500 millones.
Pues bien, ya con una nueva directiva, con Marta Ortega como presidenta y Óscar García Maceiras como consejero delegado de Inditex, el grupo volvía a hacer lo imposible en 2023: repetir el mejor año de su historia. Sin embargo, la realidad fue que esa cifra de negocio –5.300 millones de beneficio y unas ventas inéditas de casi 36.000 millones—, no demostraba que la compañía había mejorado, sino que: Inditex vendía menos pero más caro.
Una realidad que parece pesistir. En concreto, este año, la facturación del grupo ha crecido un modesto 7%, hasta los 8.150 millones de euros, una cifra que no por inédita evidencia un avance considerablemente menor al 13% de un año antes. El valor, incluso, está por debajo del pronosticado por los analistas de Barclays —un 9,3%–. Es decir, su beneficio se ha situado en los 1.294 millones de euros tras crecer un 10,8%, cifra que contrasta con el rebote del 54% de un año atrás que permitió al grupo romper por primera vez la barrera de los 1.000 millones.
En definitiva, a pesar de las ganancias, “el actual escenario no se parece nada al anterior” explican los expertos. Y es que, la estrategia parece estar actualmente poco definida. “Echo de menos un plan de crecimiento. El grupo insiste en que ve grandes posibilidades de crecimiento y que se están preparando para el siguiente nivel, pero ¿cuál es la estrategia?, afirman los analistas.
Seguiremos informando…