Nuestro mini-Kissinger de Hacendado, conocido como José Manuel Albares, continúa silente después de que su homólogo israelí, Israel Katz, se mofara de Pedro Sánchez y sus socios, tras el resultado de los comicios del pasado domingo. El ministro, conocido por su prepotencia con ajenos y propios, calla después de haber ido haciendo campaña por los medios -sobre todo los afines- para vender la postura del Gobierno sobre Israel.
Donde las dan, las toman, dice el refrán, y aunque sus deudos quieran presentarle como un gran estadista subido en lo alto de un pedestal, lo suyo es más prosaico. En realidad, no hay mucha lírica en la vida de estos sujetos, acostumbrados a medrar, ellos y los suyos, entre el lobby chino, Hispasat y la planta noble de cierta embajada en la ciudad del Sena. Escasa materia gris y más desde que se marchó su mejor asesor, pararrayos de confianza, que paró no pocos golpes al sujeto y le aupó más allá de lo que se merece. Por cierto, que llegue desde aquí el perdón al ‘profesional’ que no lo demostró y menos ahora.
Un día PRNoticias cometió un error, perdón cometí un error… preguntamos en la mesa de los Mejores de PR, si sería interesante darle un premio al mejor ministro de los 300 de Sánchez. Sus peluquines echaban humo, la apuesta era difícil, pero la respuesta fue coincidente: al ministro Albares ejemplo de cómo llegar arriba como Escamez (el del Central). A Pastor le tocó las pelotas porque él había dicho a los proponedores que NO. Aún así, quedamos con el Ministro que nos recibió, flipamos al ver sus capacidades y la verdad es que hoy diría a ell@s los que le nominaron: NO ME JODÁIS, NI DE COÑA.
Un día el Ministro de exteriores ya no era ministro y no sabía si tenía que volver a París o buscar aposento en Argelia, capital Argel.
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