Alvise Pérez y el complejo Vox ya no ocultan su conflicto. Una guerra que, a pesar de las buenas palabras, ya comenzó a gestarse semanas antes de las europeas, cuando el partido que preside Santiago Abascal detectó que el promotor de Se Acabó La Fiesta (SALF) podía generarles una ruptura de votos. Como viene siendo habitual en Vox, las palabras y los hechos caminan por senderos diferentes, y a pesar de que la formación que asesora Tizona Comunicación diera discursos “amigables” sobre la candidatura de Pérez, lo cierto es que la preocupación por ver cómo placarle fue extendiéndose.
De hecho, el propio Alvise apuntó la existencia de cuentas ‘fake’ que estarían vinculadas de forma indirecta -al estilo de la ‘guerrilla morada’ que montó Podemos en redes sociales en su momento- a Vox, siendo empleadas para apuntar presuntas informaciones críticas con el líder de SALF., divulgando fotos de reuniones con empresarios y otras cuestiones. Desde entonces, el cruce de acusaciones -repetimos, más allá de los discursos institucionales de Vox tras las europeas- ha ido ‘in crescendo’, hasta el punto que días atrás la propia cuenta oficial del partido cargaba contra Pérez.
Y es que el promotor de SALF había tocado un tema sensible para Vox: el de las conexiones económicas entre la formación, su fundación (Disenso) y ciertos medios, oficiales u oficiosos. En concreto, Alvise apuntó la existencia de sobresueldos en la cúpula dirigente, la creación de un fondo para Abascal en la fundación del partido y pagos al entramado mediático vinculado a la antigua Intereconomía de Julio Ariza, que días atrás volvió a aparecer, como sucede habitualmente desde hace años, en la lista de morosos del fisco. Además, Pérez apuntó a maniobras de Vox para echar a las acusaciones populares del Caso Begoña Gómez y quedarse con el monopolio de dicha acción.
Días de vino y rosas
Las acusaciones de Alvise recogen, en gran medida, las denunciadas anteriormente por un antiguo peso pesado de Vox como Macarena Olona, que llegó a apuntar cómo el principal asesor del partido, Kiko Méndez-Monasterio, negociaba con representantes populares andaluces beneficios para el entramado vinculado a Ariza en Canal Sur a cambio del apoyo del partido a la constitución de un Gobierno conservador en Andalucía.
La actividad de Méndez-Monasterio, factotum de la agencia Tizona Comunicación junto a Gabriel Ariza -hijo de Julio Ariza-, tampoco causa extrañeza, teniendo en cuenta que se considera a Vox como un “área de negocio de Intereconomía”. Y es que se trata de un círculo vicioso que, sin embargo, ha tocado un hueso duro de roer con el líder de SALF. “Es un hijo suyo que les ha salido rebelde”, apuntan antiguos miembros del partido, que recuerdan cómo el propio Méndez-Monasterio dio cobertura a las acciones de Alvise años atrás, “porque conocen una buena parte del entramado y estaría recibiendo informaciones de quienes se consideran agraviados por los que mandan en él”.
La batalla, desde luego, está servida.
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