Planner Media, una agencia de publicidad y medios con una larga trayectoria en el sector, fue renombrada hace a penas 3 años como Alabra. Un rebranding que su actual CEO, Julián Zabala, empleó para intentar demostrar a sus clientes la evolución de la agencia no solo en cambio de nombre, sino respecto a una transformación estratégica en su enfoque y servicios.
Fundada con la visión de innovar en el ámbito de la publicidad y el marketing, la agencia tuvo que realizar dichos cambios en su marca para seguir creciendo, para adaptarse a las cambiantes dinámicas del mercado, integrando tecnología avanzada y para intentar mantenerse a la vanguardia de las tendencias del sector para poder competir así con agencias de mayor renombre.
Desde su creación Alabra es una agencia especializa en una amplia gama de servicios que incluyen la planificación y compra de medios, el desarrollo de campañas publicitarias integrales, y la implementación de estrategias de marketing digital. Todo ello con un enfoque holístico para intentar que sus clientes alcancen audiencias diversas y lograr así resultados medibles.
Escándalos y falta de transparencia
No obstante, la capacidad de Alabra para mantenerse a la vanguardia frente a otras agencias innovadoras puede ser perfectamente cuestionada. Aunque parece que esta compañía se ha mantenido siempre fuera de controversias significativas respecto a su labor, no ha sido capaz de alejarse de críticas que, año tras año, han ido afectando a su reputación y que han dejado al descubierto la capacidad de Alabra para manejar y mitigar la publicidad negativa derivada de estos casos controvertidos.
Escándalos que hacen referencia a su transparencia como consultora y que pueden dañar fácilmente su credibilidad como agencia teniendo así un efecto duradero en la reputación de la agencia. En concreto, la percepción pública de que Alabra puede estar involucrada en prácticas no éticas puede afectar su capacidad para atraer nuevos clientes y mantener relaciones con los existentes.
Una reputación en peligro por el caso de Begoña Gomez
Una realidad que se puede mejorar y en la que Julián Zabala estaba trabajando junto a su equipo de Alabra hasta que la compañía ha sido relacionada con Begoña Gomez, la actual mujer del presidente del Gobierno de España señalada e investigada por su posible implicación en la facilitación de contratos públicos a empresas con las que tenía vínculos, aprovechando su posición y conexiones personales.
En concreto, licitó tres contratos con Planner Media, hoy Alabra, en 2021, en el primer curso de la Cátedra, con un coste de 12.990,68 euros. Del total de 19.196,66 euros de gastos del ejercicio, casi el 70% se dedica a este servicio de prensa. Ninguna otra Cátedra contrata servicios de este tipo, según ha podido constatar este medio.
Un caso sobre el que ni su CEO, Julián Zabala, ni nadie del equipo de Alabra hasta el momento ha emitido declaraciones públicas detalladas sobre su implicación más allá de negar cualquier irregularidad. Pero, no obstante y aunque ellos sigan negando lo ocurrido, la realidad es que la implicación en este caso ha afectado negativamente la reputación de Alabra, planteando dudas sobre sus prácticas éticas y la transparencia en la adjudicación de contratos. Unas controversias que puede tener un impacto duradero en la percepción pública y la confianza de los clientes.
En definitiva, el caso de Planner Media y Begoña Gómez es un claro ejemplo de cómo las conexiones políticas y empresariales pueden llevar a cuestionamientos éticos y legales. A medida que avanza la investigación, es probable que surjan más detalles sobre la naturaleza de estas relaciones y el alcance de cualquier posible irregularidad.
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