Este martes se ha dado a conocer un nuevo acuerdo llevado a cabo por Inditex, en este caso, con Repsol e Iberia, en el que la firma de “fast fashion” ha comunicado que comenzará a utilizar un 5% de combustible sostenible de aviación (SAF) para transportar la mercancía procedente de paises como Asia en sus vuelos, lo que supondría una reducción en las emisiones superior al 80% en comparación con el quersoneso de origen mineral al que sustituye.
Desde Repsol, el director de Aviación Internacional de la compañía, Carlos Suárez, ha asegurado que “esta nueva alianza con Iberia e Inditex refuerza nuestra apuesta por los combustibles 100% renovables como una palanca para la descarbonización de la movilidad”.
Asimismo, ha recordado que la planta de Repsol en Cartagena produce diésel 100% renovable además de combustibles sostenibles para la aviación “lo que permitirá a Repsol estar preparada para suministrar al sector de la aviación el SAF que necesita para hacer realidad sus ambiciones”.
Mientras que, por su parte, la directora de Sostenibilidad de la aerolínea, Teresa Parejo, ha admitido que “este acuerdo con Inditex es parte de nuestro compromiso por alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Es un gran reto que debe abordarse a escala mundial y que solo se conseguirá gracias a colaboraciones como esta que acabamos de firmar Iberia e Inditex”.
Es decir, dos empresas enfocadas en la transformación hacia una economía responsable y hacie el cuidado medioambiental, en las que Inditex ha decidido apoyarse para intentar poco a poco alejarse de las etiquetas de “greenwashing” o “fast fashion” que debido a su labor se ha ido ganando en los últimos años y que, por el momento, le siguen acompañando en su descripción como compañía.
Inditex bajo el fuego directo de sus consumidores
Ahora bien, para entender esta nueva apuesta de la compañía fundada por Amancio Ortega hay que echar la vista a unos meses atrás. Y es que, este 2024, Inditex ha enfrentado diversas acusaciones relacionadas con su modelo de negocio de fast fashion. Una de las principales críticas proviene del aumento significativo en las emisiones de CO2 derivadas del transporte aéreo de sus productos.
Campañas como la de Public Eye y Clean Clothes Campaign han señalado que las emisiones por transporte de Inditex aumentaron un 37% en 2023, alcanzando niveles récord. Por ello, estas organizaciones fueron las primeras en instar a la compañía a ser más transparente con su huella de carbono y a intentar reducir significativamente el uso de vuelos para el transporte de mercancías.
Además, este mismo año Inditex también ha sido acusada de tener vínculos con proveedores en la región de Sinkiang, China, una zona polémica debido a los reportes de trabajo forzoso. Informes recientes han identificado a empresas de esta región como proveedoras de Inditex, lo que conllevó preocupaciones sobre la ética de sus cadenas de suministro. Tal fue así, que Inditex se vio en la obligación de responder a estas acusaciones indicando que no mantenía relaciones comerciales actuales con las empresas mencionadas, aunque reconoció si haberlas tenido en el pasado.
Problemas que no cesan para la ompañía aunque la realidad es que no afectan de forma directa a su reputación, al parecer la ropa que ofrece sigue gustando a sus consumidores y se impone por encima de su ética como compañía. Algo que no sucede solo con Inditex, hace poco salió a la luz que la mayoría de los productos de H&M y Zara están fabricados con algodón de BC, lo que les convierte en los mayores usuarios de BC del mundo.
Pero, ¿cuál es el problema? Que BC ha sido acusado varias veces de lavado de imagen verde, secretismo y falta de protección de los derechos humanos. Casualmente, sus reglas se actualizaron el 1 de marzo, pero siguen plagadas de lagunas, conflictos de intereses y una aplicación deficiente.
Es decir, estos temas han resaltado la necesidad de regulaciones más estrictas en la industria de la moda para abordar problemas como las emisiones de gases de efecto invernadero y el trabajo forzoso. Greenpeace y otras organizaciones han abogado por una mayor responsabilidad corporativa y regulaciones más rigurosas para mitigar el impacto ambiental y social del fast fashion. Y, al parecer, a pesar de todas las acusaciones recibidas, Inditex está intentando llevarlas a cabo iniciando poco a poco su transformación hacia una empresa de “economía más responsable”.
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