José Miguel Contreras, Fran Llorente y José Pablo López son los nombres que se barajan para ponerse al frente de la nueva televisión que busca el Grupo Prisa. Dos de ellos, Contreras y Llorente, directivos de Prisa y de su área Media, mientras que López, en situación de ‘cesante’ tras ser cesado como director de Contenidos Generales de RTVE.
No obstante, López fue señalado en su momento como un ‘recadero’ de las acciones de Contreras en el ente público, al que en los últimos tiempos ha canibalizado a través de la concesión de distintos contratos que benefician a Prisa y a su propia productora, La Coproductora, integrada dentro del grupo editor de ‘El País’ y la SER.
Porque en esta concesión de televisión que, según parece, saldría a concurso a principios de 2025 con un claro destinatario -Prisa-, hay algo que escama a todo el sector audiovisual: la continuidad de las difusas fronteras que han trazado dicho grupo y sus directivos con respecto a su desarrollo. Básicamente, la mosca tras la oreja de buena parte de quienes integran el sector es saber si, en caso de recibir la licencia, la televisión de Prisa va a nutrirse gracias a los contratos recibidos desde RTVE.
La cuestión tiene mosqueado a buena parte del sector, donde son conscientes de que esa frontera porosa la ejemplifica como nadie José Miguel Contreras, al que se apunta como ‘cerebro’ de esta operación. Contreras se ha creado un ‘multipersonaje’ que combina sus labores de asesor a Sánchez y al PSOE, su papel como experto televisivo y su actuación como directivo de Prisa, sin olvidar el de supervisor de ciertos contenidos en RTVE, donde ha sido beneficiario de contratos.
No es de extrañar, por tanto, que haya quien considere que esa televisión, en un contexto publicitario complicado y con una oferta copada, tiene otro claro beneficiario: el Ejecutivo de Sánchez.
Y tampoco faltan los que creen que el Gobierno ha llegado a esa conclusión porque alguno de sus ‘susurradores’, como sucedió en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero, ha conseguido deslizar esa idea en el entorno del presidente. Por cierto, ¿quién estaba entonces y quién está ahora en una posición similar? Y sobre todo, ¿quién asesora en unos ratos a Moncloa y, al mismo tiempo, en otros, está presente en la cúpula de Prisa?
Tres licencias y sospechas de ‘tapados’
Si Prisa recibe la concesión, nos encontraríamos ante la tercera ocasión en que el Grupo Prisa, en la historia de la televisión en España, es beneficiario de una licencia por parte de un Ejecutivo socialista: Canal Plus en el felipismo, Cuatro en el zapaterismo y la nueva cadena en el sanchismo.
Y aunque la Prisa actual ya no es lo que fue en otro tiempo, no deja de ser curioso observar cómo hay patrones comúnes. Uno de ellos, la presencia de destacados peones de brega del zapaterismo en el proyecto, desde el propio Contreras a Llorente. Y aunque estos son los importantes, los más morbosos son los que andan en la desenfilada esperando acontecimientos.
Uno de ellos, José Pablo López, expulsado ‘manu militari’ por Elena Sánchez de RTVE en un ajuste de cuentas de los propios en esa Casa, y a quien se le concede estos días importancia en dicho proyecto. Hay quienes dan por hecho que López anda encargándose, oficiosamente, de mantener ‘calentito’, en la incubadora, algún proyecto televisivo de cierta productora ‘amiga’ recogido por Raúl Berdonés y embebido en algunos portales digitales.
Otro que tal, nuestro Rupert Murdoch de marca blanca andaría viendo por dónde sopla el viento con la operación. Como no hay mal que por bien no venga, al menos podría colocar en una televisión la serie a mayor gloria de Sánchez, producida a pachas con Andrés Varela Entrecanales, otro del clan Contreras y, casualidades, también directivo de Prisa.
Hay otros nombres, por supuesto, pero son tan de segunda regional que ponerlos -por ahora- aquí es hacerles un favor.
La excusa de la UHD
El procedimiento para activar el concurso de la licencia para Prisa pasaría por utilizar como excusa el impulso a la Ultra Alta Definición (UHD) señalado desde Bruselas, tal y como ha relatado recientemente Eduardo Inda en ‘OKDiario’: “Verdad a medias que, normalmente, son las peores de las mentiras: la UE no obliga a implantar la UHD hasta 2030”.
Una fecha que, sin embargo, el Gobierno no puede permitirse. A Sánchez le urge activar un canal de televisión ‘cien por cien’ favorable y acrítico, como ‘El País’ o la SER, en unos momentos en los que anda achicharrándose. Eso, al menos, es lo que algunos han conseguido implantar en Moncloa: la sensación de que con una televisión, todo irá a mejor para el Ejecutivo.
La historia, en ese sentido, recuerda a los ‘brujos visitadores’ de 2006 y a la concesión de aquella Sexta que acabó con más agujeros que un queso gruyère y cientos de millones (sobre todo, mexicanos) dilapidados gracias a la gestión de los mismos que ahora se postulan como asesores audiovisuales del Gobierno. Eso sí, siempre a cuenta del patrimonio de otros.
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