El Gobierno de España oficializó, este 27 de agosto, su veto a la opa que Ganz-MaVag había lanzado hace nueve meses para adquirir Patentes Talgo, S. L. U. por 619 millones de euros, alegando razones de seguridad nacional por supuestas sospechas de que el consorcio público privado húngaro tiene relaciones con Rusia y que el fabricante de trenes español es un activo estratégico. Pero esto es apenas la punta del entramado. Y es que cuando se entremezclan los intereses privados con los públicos, los que más acaban siendo perjudicados son estos últimos.
La reacción de Ganz-MaVag ha sido la que cualquier empresa en su caso habría hecho. He dicho que tomará todas las acciones legales, empezando por una carta que ha enviado al Ministerio de Economía, Comercio y Empresa, presidido por Carlos Cuerpo, para rebatir los argumentos del Gobierno de España. Fechada el 24 de julio, fue publicada por El Confidencial este 29 de agosto, y en la misma, el grupo húngaro asegura que para lanzar su opa de 620 millones de euros por Talgo “ha completado un proceso exhaustivo con todas las entidades financieras con exposición crediticia a la Sociedad incluyendo sus procesos internos de revisión, conocimiento y evaluación de clientes. Un aspecto fundamental ha sido la determinación del origen exclusivamente en la Unión Europea de los fondos del Oferente y no exposición a Rusia”.
Pero hay un factor que llama la tención, y es que este veto no le ha caído de sorpresa a ninguno de los involucrados. Desde hace meses, el ministro de Transporte, Óscar Puente, ha hecho pública en varias ocasiones la oposición frontal del Gobierno a la operación con Ganz-MaVag, promoviendo más bien la entrada del fabricante checo de automóviles Skoda. La jugada, más que certidumbre, lleva creando desconfianza y malestar en el mercado desde que apareció.
Es precisamente el mercado el que está dando cifras de las consecuencias del veto. Este 27 de agosto, el mismo día en que se oficializó, Talgo bajó sus acciones un 8,72 %. Eso significa que han llegado a caer hasta los 3,925 euros por acción, siendo las más penalizadas de la Bolsa española. Aunque el valor lleva dos días recuperándose, el daño está hecho. Al día siguiente, el 28 de agosto, la firma estadounidense BlackRock, conocida como el ‘dueño del Ibex 35’, redujo su participación en Talgo por debajo del 1%. Y lo que falta por ver.
Y como si fuera poco, a este ruido se le suma otro, el que involucra al servicio de trenes, una de las perspectivas del interés púbico de esta historia. Y es que, según el ministro Óscar Puente -otra vez Puente- ha acusado a Talgo, y al Partido Popular, de ser los causantes de los retrasos de Renfe este mes de agosto. El ataque se debe a que los nuevos modelos de alta velocidad, la serie 106 (Avril), fue una adjudicación del PP a Talgo para su fabricación, con una rebaja del 43% en el precio de licitación. Cabe recordar que, el pasado marzo, Renfe exigió a Talgo 166 millones de euros, y 80.000 más por cada día de retraso en la entrega del nuevo AVE, sanción que podría ser doble, tal y como lo anunciado recientemente el ministro de Transporte.
Mientras Ganz-MaVag reclama, Skoda mete cabeza, el ministerio de Carlos Cuerpo argumenta, el de Óscar Puente acusa, Renfe multa y Talgo se retrasa -no solo en los trenes-, los españoles esperan a que se pongan de acuerdo, por el bien de las arcas y los intereses públicos.
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