El Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, en Madrid, se ha sumado al proyecto RESILIENCE, una iniciativa multinacional coordinada por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), que desarrolla una intervención médica innovadora para reducir la prevalencia de la insuficiencia cardíaca crónica en pacientes con linfoma tratados con antraciclinas.
La Comisión Europea, a través del programa H2020 ‘Salud, cambio demográfico y bienestar’, designó en 2021 al CNIC como coordinador de RESILIENCE (REmote iSchemic condItioning in Lymphoma PatIents REceiving ANthraCyclinEs), un ambicioso proyecto especialmente diseñado para desarrollar una nueva intervención médica destinada a reducir la prevalencia de la insuficiencia cardíaca crónica en los pacientes supervivientes de cáncer.
Las personas con cáncer constituyen una población vulnerable propensa a desarrollar complicaciones cardiovasculares. Se sabe que algunos tratamientos oncológicos pueden causar efectos cardiovasculares adversos. Las antraciclinas son una clase de medicamentos muy eficaces frente a muchos tipos de cáncer, entre ellos linfoma, cáncer de mama, leucemia, melanoma, cáncer de útero y gástrico; sin embargo, tienen un potencial efecto tóxico sobre el corazón que puede culminar en insuficiencia cardiaca crónica.
De los 4 millones de nuevos casos de cáncer diagnosticados en Europa cada año, más de 3 millones reciben antraciclinas, solas o en combinación. Datos recientes muestran que más del 35 por ciento de los pacientes que reciben antraciclinas desarrolla alguna forma de cardiotoxicidad. Se estima que, en Europa, la prevalencia de insuficiencia cardíaca crónica secundaria a cardiotoxicidad relacionada con el tratamiento del cáncer es, aproximadamente, de un millón de personas.
Europa necesita nuevas soluciones innovadoras para afrontar los principales desafíos sanitarios. Entre ellos, los costes sanitarios asociados a la creciente prevalencia de enfermedades crónicas, como la insuficiencia cardiaca, y al envejecimiento de la población amenazan la sostenibilidad de nuestros sistemas de salud. En concreto, existe una población creciente de personas que han sobrevivido a un cáncer con un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Esto se debe a la presencia de comorbilidades comunes, pero también a los efectos residuales de la medicación que consiguió terminar con el cáncer. Debido a la mayor supervivencia de pacientes con cáncer, este problema adquiere dimensiones importantes.
Proyecto multinacional
RESILIENCE es un proyecto multinacional en el que participan doce socios de seis países de la Unión Europea (España, Francia, Holanda, Portugal, Alemania y Dinamarca) que trabajan juntos bajo la coordinación del CNIC con el objetivo de reducir la carga de enfermedades cardiovasculares en los supervivientes de cáncer.
El Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz (IIS-FJD) y el Centro de Investigación Biomédica en Red Cardiovascular (CIBERCV) son los socios del proyecto que canalizan la participación de 13 hospitales españoles, entre los que se encuentran el Centro Médico Teknon y el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y a los que ahora se une el Hospital Universitario Ruber Juan Bravo.
El consorcio incluye expertos en cardiología, hematología, cardio-oncología e imagen médica procedentes de instituciones líderes y de renombre internacional con una amplia trayectoria en la participación en ensayos clínicos, tanto en el campo de la hematología como en el de la cardiología. Asimismo, están representados diferentes actores que intervienen en la atención de pacientes con cáncer: médicos, enfermería, tecnólogos, empresas de la industria de la imagen médica, sociedades científicas y asociaciones de pacientes.
El proyecto ha recibido una financiación de 6 millones de euros para realizar un ensayo clínico aleatorizado que analiza el papel del ‘precondicionamiento isquémico remoto’ como una intervención capaz de prevenir el desarrollo de cardiotoxicidad inducida por antraciclinas.
Con este objetivo, está previsto el reclutamiento de más de 600 pacientes con linfoma y que van a recibir quimioterapia con antraciclinas en hospitales de los seis países citados de la Unión Europea.
La Dra. Arancha Alonso, Jefa de Servicio adjunta de Hematología del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo e investigadora principal de este centro en RESILIENCE, comenta que “para nuestro hospital es muy importante la participación en este ensayo, ya que además de ofrecer el mejor tratamiento existente a nuestros pacientes con linfoma podemos ofrecerles participar en un estudio que puede contribuir a mejorar aún más su pronóstico”.
Todos los pacientes son asignados aleatoriamente para recibir ‘precondicionamiento isquémico remoto’ -una intervención que consiste en episodios breves y repetitivos de isquemia del brazo (inducida al inflar un manguito de presión arterial durante 5 minutos) seguidos de alivio de la presión-, una vez a la semana durante los cuatro meses que dura la quimioterapia o para una intervención simulada, que sería el grupo control. La función cardíaca se evalúa durante toda la duración del estudio.
“Se ha demostrado que el precondicionamiento isquémico remoto es extremadamente eficaz para prevenir la cardiotoxicidad inducida por antraciclinas en grandes modelos animales de esta enfermedad”, asegura el Dr. Borja Ibáñez, coordinador del proyecto RESILIENCE, director científico del CNIC, cardiólogo del Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid y jefe de grupo en el CIBER de enfermedades cardiovasculares (CIBERCV). “Este proyecto es la traslación de esta terapia a pacientes en riesgo de desarrollar complicaciones cardíacas”.
El coordinador de RESILIENCE explica que “la hipótesis de este estudio es que las sustancias liberadas por el brazo en respuesta a esta intervención mecánica no invasiva llegan a diferentes órganos (el corazón en este caso) y los hacen más resistentes a daños, como la exposición a antraciclinas”.
El ‘precondicionamiento isquémico remoto’ se ha probado previamente en muchos ensayos, aunque en diferentes enfermedades como el infarto y el ictus, pero esta es la primera vez que se hace un gran ensayo aleatorizado en pacientes con cáncer tratados con antraciclinas.
Resonancia magnética cardíaca
Otro aspecto único del RESILIENCE es el uso de tecnología de resonancia magnética cardíaca (RMC) de última generación para evaluar el efecto de la intervención en la función y la composición del corazón.
Philips es el socio industrial de este proyecto y facilita la tecnología más vanguardista para su desarrollo.
Los pacientes inscritos en el ensayo se someten a tres estudios de RMC antes, a mitad y después de los cuatro meses de duración de la quimioterapia. Al ejecutar un estudio de imagen tan completo, el equipo puede validar un nuevo marcador de cardiotoxicidad temprana basado en RMC, previamente identificado por los investigadores del CNIC y cuyos resultados se publicaron en JACC.
El protocolo también incluye la validación de una técnica revolucionaria de adquisición de RMC que puede reducir enormemente el tiempo del examen de imagen, de 45 minutos a menos de un minuto. CNIC y Philips patentaron previamente esta metodología que se está probando por primera vez en un entorno internacional multicéntrico.
Por último, es destacable la participación de los pacientes en el proyecto RESILIENCE, ya que son muy activos en la interacción con los miembros del estudio y tienen un contacto directo con los investigadores para compartir sus experiencias.
“Existen dos grandes necesidades clínicas no resueltas en relación con la cardiotoxicidad asociada al uso de antraciclinas”, explica el Dr. Borja Ibáñez, “la falta de terapias capaces de prevenir o curar esta condición y la ausencia de marcadores específicos para identificar el problema en sus primeras etapas”. Dos desafíos que aborda el proyecto RESILIENCE, al que ahora se incorpora el Hospital Universitario Ruber Juan Bravo.
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