Este año, el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, que se celebra el 17 de septiembre, se centra en la importancia de un diagnóstico preciso. Este proceso implica una serie de pasos que incluyen la discusión con el paciente, exámenes físicos, pruebas y análisis de resultados, lo que permite determinar el tratamiento más adecuado. Un diagnóstico correcto no solo maximiza los beneficios del tratamiento, sino que también minimiza los riesgos para el paciente.
La seguridad del paciente es fundamental para que los medicamentos cumplan su propósito de aliviar síntomas, mejorar la calidad de vida y, en algunos casos, curar enfermedades. La industria farmacéutica ha estado comprometida durante años con la seguridad del paciente, abarcando todas las etapas desde la investigación y desarrollo hasta la fabricación y comercialización de fármacos. Este compromiso se manifiesta en diversas medidas, como la inclusión de pacientes en el proceso de innovación y la implementación de sistemas de verificación para combatir las falsificaciones.
Además, la industria farmacéutica se esfuerza por mantener altos estándares de calidad en la producción, lo que les permite detectar rápidamente errores o contaminaciones en los lotes de medicamentos. Esto asegura que los productos sean retirados del mercado antes de que puedan causar daño. La farmacovigilancia es otro aspecto crucial, ya que implica un control riguroso de las reacciones adversas y la comunicación inmediata de cualquier cambio en el balance beneficio-riesgo de los medicamentos.
En los últimos años, se ha promovido un Código de Conducta en Europa que regula el tratamiento de datos personales en ensayos clínicos y farmacovigilancia, lo que refuerza aún más el compromiso de la industria con la seguridad del paciente. Este código es pionero en su tipo y busca garantizar la protección de la información personal de los pacientes involucrados en investigaciones.
Arantxa Sancho, directora del Departamento de Asuntos Médico-Científicos de Farmaindustria, enfatiza que la búsqueda de soluciones para garantizar la seguridad y eficacia de los tratamientos es un principio fundamental en la labor diaria de la industria farmacéutica. La responsabilidad de asegurar el bienestar de los pacientes recae en todos los actores involucrados: la industria, los profesionales de la salud, las administraciones públicas y los propios pacientes.
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