El enfrentamiento entre el líder de Se Acabó La Fiesta y la formación de Santiago Abascal comenzó meses atrás, cuando el primero anunció su decisión de presentarse a las europeas. Una medida que el partido controlado por los Ariza y sus fieles consideró como un ataque a su caladero de votos. Y, desde ahí, las aguas bajan revueltas.
Vox intenta por todos los medios posibles placar a Alvise Pérez. Atrás quedan los días en que los dirigentes de Tizona Comunicación (Kiko Méndez Monasterio y Gabriel Ariza) amparaban y daban aire a las acciones del “analista” al servicio de Vox, ese “área de negocio del Grupo Intereconomía”, como lo han calificado algunos exmiembros de la formación que cuenta con Santiago Abascal como mascarón de proa.
La batalla lleva meses prolongándose y ha discurrido de forma paralela al distanciamiento entre Alvise Pérez y las instancias dirigentes de Vox -que, con mucha mala leche, algunos consideran que están fuera del partido, en el ámbito de los Ariza- , intensificándose tras la decisión de ser candidato a las elecciones europeas.
Por el camino, además, se han ido quemando puentes. Por ejemplo, a cuenta de los ataques de Alvise Pérez a Eduardo Inda, director de ‘OKDiario’ y socio de El Toro TV (televisión en la que pontifica Julio Ariza, gurú de Vox y patriarca del clan que controla el partido) en Negocios TV, donde tiene peso específico José Antonio Vizner, yerno del empresario navarro. Aquel choque, con difusión de cuestiones personales, precipitó la ruptura.
Campaña de ajustes de cuentas
Desde entonces, la campaña se ha ido intensificando por ambas partes. Alvise Pérez ha aprovechado su canal de Telegram para difundir cuestiones relacionadas con el funcionamiento interno de Vox, y viceversa, lo que ha desatado una paranoia creciente en la formación de Abascal, donde analizan con lupa todos los movimientos del eurodiputado.
También en SALF ven movimientos de Vox en cada crítica, visualizando perfiles encubiertos y ‘bots’ ligados a la calle Bambú. Sin embargo, en algunos casos las cosas han ido directamente cara a cara. A nadie se le ha escapado, entre los que conocen dichos ámbitos, que el ataque de Alvise a Julio Ariza, tras difundir que estaría vinculado al chiringuito financiero Madeira Invest, ha ido de frente aludiendo a la condición de empresario moroso del exdueño de Intereconomía (21 millones de deuda al fisco) y a su papel como beneficiario de “millones de euros de las cuentas de Vox”.
De hecho, el papel de Ariza como gurú de Vox es algo que ha generado reproches internos en el partido. Siempre, por supuesto, con mucha discreción, ya que a nadie se le escapa el comisariado político que ejerce sobre la formación. Ahora, además, se ha convertido en el espantajo empleado por Alvise para azotar al partido, que nunca le ha repudiado porque, como saben quienes conocen esos predios, es parte sustancial de él mismo.
El temor en determinados círculos de Vox pasa porque Alvise pueda poner en evidencia otras cuestiones, al margen de las relaciones y los vasos comunicantes entre los empleados más fieles de Ariza, la consultora Tizona y el partido. Por ejemplo, la financiación de El Toro TV y el apoyo de Vox, el papel de Miguel Durán en los entramados de Ariza o las vinculaciones con ciertos empresarios murcianos vinculados a la ruina de Polaris.
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