Entre botellas de ron y estilográficas surge la figura de Carlos Boyero. El crítico de cine relató recientemente cómo se curó de sus adicciones, que por sorprendente que parezca, según cuenta, no le impidieron ejercer su profesión.
En una entrevista sincera, Boyero confiesa al youtuber Jordi Wild algunos de los métodos que utilizaron en las diferentes clínicas de desintoxicación a las que acudió para dejar atrás su alcoholismo.
El más sorprendente fue, sin duda, el del “electroshock”, que consistía en aplicarle descargas mientras bebía alcohol para que asociase el dolor físico con el consumo de esta sustancia. “Para que lo odies”, apunta Boyero.
Él mismo asegura que lleva 23 años sin consumir alcohol, pero recuerda “los dulces besos” que le aportaba esta y otras sustancias como la cocaína, a la que también estuvo enganchado.
Eran otros tiempos; en las redacciones era común guardar botellas de alcohol en los cajones, a la que se podía recurrir mientras se escribía la pieza de turno. Se practicaba entonces un periodismo diferente, pero sobre todo, auténtico.