La endodoncia, conocida comúnmente como “matar el nervio”, es uno de los tratamientos dentales más solicitados en España. Este procedimiento, también llamado tratamiento de conductos, se recomienda cuando el daño en el interior del diente es significativo. A través de la endodoncia, se busca evitar la extracción y salvar la pieza dental afectada, devolviendo funcionalidad y confort al paciente.
En este artículo te explicamos cuándo es necesario realizar una endodoncia, en qué situaciones no se recomienda y cómo se clasifica este procedimiento según el tipo de diente.
¿En qué casos es necesario realizar una endodoncia?
El dolor, la inflamación o la sensibilidad intensa son señales iniciales de un problema en el interior del diente donde se aleja la pulpa o nervio. Si el odontólogo confirma que el origen de la afección se encuentra en esta área, evaluará la gravedad del daño.
Cuando la afectación de la pulpa dental es irreversible, pero todavía se puede preservar una parte importante de la estructura del diente, el profesional puede recomendar la endodoncia. En este proceso, se elimina el tejido dañado y se rellena y sella la cavidad para conservar la pieza. Estas son algunas de las situaciones más comunes en las que se indica el tratamiento de conductos:
- Caries profunda que ha llegado a la pulpa dental, causando dolor y riesgo de infección.
- Fractura importante causada por un traumatismo, que ha dañado o desvitalizado la pieza dental.
- Pulpitis o inflamación de la pulpa dental, que suele originarse por una caries no tratada o una fractura.
¿Cuándo no se recomienda la endodoncia?
Para determinar si un paciente es apto para la endodoncia, el odontólogo realiza un examen oral, pruebas pulpares y radiografías. Estos pasos son necesarios para asegurar que la endodoncia es viable, ya que en algunos casos no se recomienda:
- Periodontitis en estadios avanzados: esta patología avanzada puede afectar a los tejidos y huesos que rodean el diente, comprometiendo su estabilidad y llegando a hacer que pueda perderse.
- Fractura vertical del diente: cuando la fisura se extiende desde la raíz hasta la corona, el riesgo de infección y la complejidad estructural pueden hacer inviable este tratamiento.
- Anatomía compleja en algunas muelas, especialmente aquellas con múltiples raíces o estructuras complicadas, que pueden inclinar al odontólogo a optar por la extracción.
Tipos de endodoncia según el diente
La dificultad del tratamiento de conductos varía según la anatomía del diente afectado. Existen tres tipos principales de endodoncia en función de las raíces del diente:
- Endodoncia unirradicular (una única raíz): típicamente aplicada en incisivos y caninos.
- Endodoncia birradicular (dos raíces): indicada para premolares.
- Endodoncia multirradicular (tres raíces o más): se realiza en molares, que pueden presentar un sistema de conductos complejo.
María Latorre, coordinadora médica de Odontología Integrada, Endodoncia y Periodoncia de DONTEGROUP, explica que “la endodoncia multirradicular es compleja, ya que los molares presentan varios canales con estrechamientos y bifurcaciones. Según la experta, “el tercer molar (muela del juicio) presenta una anatomía muy variable, pudiendo llegar a tener hasta cuatro raíces, lo que unido a la posición con tan difícil acceso que tiene hace que no se recomienda realizar en ellos endodoncias”.
En conclusión, la endodoncia es un procedimiento fundamental para preservar un diente con afectación irreversible en la pulpa, evitando su extracción. Sin embargo, cada caso es único y debe ser evaluado con un diagnóstico adecuado para asegurar que el paciente es apto para el tratamiento.
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