¡Ponga usted un pobre en su mesa estas Navidades!… Una España que dormía mientras el dictador dicta y las letras para pagar el carromato se hace cuesta arriba de no poder. Hambre, sin futuro, desolación…
Para qué hablar de la clase política española, cuando queda demostrado que han caído en las peores formas y maneras, olvidando que están ahí, porque los imbéciles, mandados y puteados de los valencianos les hemos elegido para que nos ‘gobiernen’. Da igual quién debió hacer qué o la hora de la alarma. ¡Lo hecho, hecho está! Urge que empiecen las DIMISIONES en cadena, tanto aquí, en mi amada Valencia, como allí en mi añorada Moncloa de Don Oso
¡Esto no tiene nombre!
Protestar, opinar porque sí, saber de todo, como nuestros queridos tertulianos… Busquemos soluciones.
Propongo lo siguiente a aquellos que tienen alma, ganas de ayudar y que sean capaces de empatizar y entender.
Preguntando por la zona, buscando lo que sobra en casa, que es mucho, como en casi todas, recreando soluciones…
Una casa necesita para devolver la dignidad:
Una cocina (fogón, muebles, refrigerador, lavadora, lavavajillas, microondas…)
Accesorios de baño
Un salón confortable (TV, sofá, decoración, sillas, mesa para comer…)
Unos dormitorios (cama, canapé, mesa y silla…)
Ropa de cama y baño
Edredones…
En Valencia, en Alicante, en Castellón… hay cientos de tiendas de muebles, desde los ‘suecos’ a empresas españolas, que a buen seguro son capaces de preparar un presupuesto serio, que permita que muchos españoles de a pie, como yo, que vivimos de un sueldo y pagamos todo lo que nos exigen y más, podamos ir a una casa de aquellos setenta y tantos municipios afectados y decirles: ¿Me dejas que te ayude?
No sé si esto vale o no. No sé si se debe hacer esto o seguir mandando palas, botas y lejía… Para salir de esta lección de la Naturaleza hay que hacerlo con dignidad. Hay que apostar por buscar soluciones que dignifiquen a los que se han quedado sin nada. Es devolverles la ilusión por vivir y continuar, para hacer cada día más bonita nuestra amada Valencia…
Si alguno de los que se lee mis historias tiene capacidad de orientarme/orientarnos, a lo mejor entre todos creamos un recuerdo bonito de una tragedia que se ha convertido en el horror de una sociedad que llora a sus muertos, busca a sus desaparecidos, alucina con la solidaridad de los jóvenes y espera que entre todos vivan una próxima Navidad digna, sin aquellos que nos dejaron por la locura sabida, pero con la alegría y los fuegos que lleven la luz y nuestro amor a los que murieron por la inanición de los ‘elegidos’.
Pensemos y entre todos busquemos cómo darles un techo para volver a soñar.
Gracias a todos.
Pedro.
