Habrá segunda vuelta para que José Pablo López, el recadero de Josemi Contreras -el hombre de todas las estaciones, un figura-, se aúpe hasta la Presidencia de RTVE. Era algo esperado y previsible. Casi tanto como el afán del PSOE por liquidar la actual cúpula de la Corporación pública, tan problemática para sus intereses. Se va Concepción Cascajosa, militante disciplinada, y entra López, al que algunos conocieron poco menos que como legionario de Cristo.
Personaje pintoresco -dejémoslo ahí-, capaz de besar la sagrada púrpura de los obispos en convivencia con José Luis Moreno en aquella 13TV con número en la que le reclutó Álex Samanes (qué ojo, tú) y pasar del peperío cifuentino y ciudadano en Telemadrid al sanchismo rampante y sus deudos, entre los que se cuenta. Lo suyo, en esta segunda vuelta, puede ser histórico.
De momento, ya ha conseguido subir la crispación y la escalada con los grupos privados, amenazando con insinuaciones sobre la publicidad que no ha calibrado. Porque, adivina, adivinanza, ¿quién sugirió a Zapatero la retirada de la misma y para qué? En fin, que no ha tenido el Iris a pesar de la propuesta de algunas ‘pelotas’ como la que firma -juez, jurado y verdugo- en las páginas de ‘El País’, dejando a cuadros a buena parte de los integrantes del jurado. Pero se lleva el premio de consolación: la Presidencia de RTVE.
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