Ha salido de las mazmorras para aplaudir el fichaje de uno de los tipos más odiados de todo el grupo para el que trabajó. Mientras salta de risco en risco por las peñas de Torrelodones, mandando puyitas chorras a la actual dirección que la condenó al Averno por su estulticia e inoperancia, algunos se acuerdan de cómo se las gastaba el elogiado. Como en aquella escena mítica de ‘Algunos hombres buenos’, los hay que podrían preguntar “¿pasó usted información a la competencia mientras era directivo de un grupo privado?”. De sobra saben la respuesta, por Fuencarral y por Prado del Rey. Y la otra, mientras, balando por los riscos del Canto del Pico, esteeeee.