Tras 26 años desde el inicio de las conversaciones, la Unión Europea y el bloque de Mercosur (integrado por Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia, aunque este último aún no formará parte) han concluido las negociaciones del Acuerdo de Asociación, que además de la creación de la mayor zona de libre comercio mundial, influiría en el diálogo político y la cooperación en áreas como la migración, la economía digital, la investigación, la lucha contra el terrorismo, los ciberdelitos, así como los derechos humanos o la protección del medio ambiente.
De cerrarse, este acuerdo comercial tendrá que someterse a una revisión jurídica, tras la cual tendría que ser traducido a todas las lenguas oficiales de la UE. Una vez completados estos trámites, la Comisión lo presentaría al Parlamento y a los Gobiernos de los Estados miembros para su aprobación. Los eurodiputados examinarían el texto y se pronunciarían, primero en la comisión de Comercio Internacional. Después, el pleno debería decidir si aprueba o rechaza el acuerdo.
Para su ratificación, hace falta una mayoría en el Parlamento y en el Consejo una mayoría cualificada, el 55% de los Estados que sumen al menos el 65% de la población.
A favor
Para Bernd Lange (S&D, Alemania), presidente de la Comisión de Comercio Internacional, “el acuerdo comercial UE-Mercosur sería un hito histórico”.
“Dadas las turbulencias a las que se puede enfrentar la economía mundial en el futuro próximo, el acuerdo con Mercosur sería como un faro de esperanza para la UE. No solo proporcionaría nuevas oportunidades de exportación, sino que reforzaría aún más nuestras relaciones políticas y económicas con los países del Mercosur”, dice Lange.
Por su parte, Gabriel Mato (PPE, España), ponente permanente para Mercosur, señala que “sería un hito histórico en el refuerzo de los lazos entre dos regiones que comparten valores y ambiciones. Ha sido un largo camino que podría culminar en un pacto que afectaría a más de 700 millones de personas. El acuerdo demostraría la capacidad de la UE para liderar la defensa de un comercio mundial sostenible y basado en normas”.
Mato explica que la eliminación del 91% de los aranceles generaría oportunidades sin precedentes para las empresas europeas, con beneficios para sectores clave como la automoción, los productos farmacéuticos y la agricultura, e impulsaría un crecimiento económico y del empleo significativo. El acuerdo también confirmaría el compromiso de Europa con la sostenibilidad, al incluir medidas sólidas para luchar contra la deforestación y el cambio climático”.
La UE enviaría una señal clara de que prioriza las relaciones con aliados democráticos y valores compartidos, allanando el camino para una Europa más fuerte y resiliente en el mundo, afirma el ponente permanente para Mercosur.
En contra
Francia lidera el bloque de países que no están de acuerdo. Asegura que el pacto afectaría negativamente a los productores agrícolas comunitarios, opinión que comparten Irlanda, Países Bajos, Polonia e Italia. Todos muestran reticencias a la hora de apoyar el nuevo texto a raíz de las críticas de los ganaderos que denuncian “competencia desleal”.
Tal es el descontento en el sector agrícola que este lunes 9 de diciembre han protagonizado una protesta en Bruselas, coincidiendo con una reunión entre ministros de Agricultura y Pesca de la UE. Creen que el acuerdo podría traer consecuencias a la agricultura familiar en Europa.
Miguel Padilla, Secretario General de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos COAG, asegura que el impacto será muy negativo para la agricultura y la ganadería. “No nos defienden los representantes políticos. Ellos defienden a otros sectores”, afirma. Este 16 de diciembre, a las 11 horas, junto a ASAJA, trasladarán la protesta al frente del Ministerio de Agricultura, en Madrid, bajo el lema #NOaMERCOSUR.
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