Prisa sigue inmersa en la división interna que está provocando la división interna que está provocando la asignación por parte del Gobierno de un nuevo canal de TDT a un grupo de comunicación del sector. La delicada situación económica de Prisa se ha convertido en uno de los escollos principales dentro de la compañía a la hora de pujar por el proyecto.
Son muchos los que creen que el grupo no está preparado para afrontar una inversión de semejante calibre. Recordemos que en el último balance económico que la compañía ha presentado, Prisa confirmó pérdidas superiores a los 37 millones de euros, con una deuda superior a los 781 millones de euros.
2025 será el año en el que el Gobierno adjudicará el nuevo canal y al grupo que preside Joseph Oughourlian se le acaba el tiempo. Mientras tanto, desde Moncloa siguen de cerca las decisiones que pueda tomar la compañía porque una retirada supondría la pérdida de un gran aliado de cara a los futuros intereses políticos del Ejecutivo.
Trabajo a largo plazo
Para el Gobierno es importante asegurarse el respaldo de medios afines y recabar nuevos aliados que endulcen las informaciones que lleguen desde Moncloa. Un trabajo que tiene como meta final las posibles elecciones de 2027 pero en el que se está trabajando desde ya.
Al apoyo de los conocidos medios afines hay que sumar los cambios que ha forzado en RTVE para modificar el Consejo de administración e impulsar una mayoría que respalde al Ejecutivo. No es el único movimiento que han hecho en este sentido. Hace escasos días, el Gobierno ha anunciado un paquete de ayudas a los medios de comunicación de 125 millones de euros para reforzar la “transformación tecnológica”. Más de la mitad de esta cantidad irá dedicada en exclusiva a la prensa tradicional y son muchos los que han visto en esta medida una herramienta de presión por parte del Gobierno para influir en la línea editorial de medios “indecisos”.
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