El apoyo de José Luis Rodríguez Zapatero a la última intentona de expansión del Canal Red de Pablo México en México ha dejado muy claro lo que ya se venía rumiendo: la unidad de acción e intereses de ambos individuos, ligados desde hace años al Grupo de Puebla y, en el caso del primero, considerado uno de los principales lobistas al servicio de los intereses chinos.
La agenda de José Luis Rodríguez Zapatero ha demostrado, una vez más, su ubicuidad, que va desde supuestos empresarios de derechas al gurú de la extrema izquierda morada. En este caso, Zapatero busca apoyar los intereses de Iglesias, consistentes en movilizar un ‘crowfounding’ de 150.000 euros que, según parece, sería el primer paso.
Y es que antiguos miembros de Podemos que conocen bien el ámbito en que se mueve Iglesias coinciden en apuntar que éste estaría intentando repetir una operación como la de Colombia, donde ha conseguido el apoyo -limitado, pero alguno al menos- de Gustavo Petro, que ha metido emisiones de Canal Red en la televisión colombiana.
El drama de Iglesias con Canal Red reside en que su principal público se encuentra al otro lado del Atlántico. Un territorio que el exfundador -tan crítico con los conquistadores del siglo XVI- considera como un maná en el que recabar fondos, antes de la mano de Juan Carlos Monedero -con el que ha partido peras- y ahora gracias a Alfredo Serrano, que ejerce de enviado entre los diversos gobiernos populistas de Hispanoamérica.
De ahí, entre otros, los elogios que ya se dedicó con López Obrador y ahora con Claudia Sheinbaum, de la que quiere explotar el miedo y la confrontación con la Administración Trump. Para ello, ahora ha sumado a Zapatero, viejo conocido al que debe unas cuantas desde la aparición de Podemos y cuya admiración comenzó con el peloteo que le dedicó en su tesis doctoral.
Precisamente, fue Zapatero el primero en realizar un acercamiento a Iglesias y a Iñigo Errejón -apoyado por José Bono– cuando el Podemos inicial competía por desarbolar al PSOE de la bandera de la izquierda. Desde entonces, ha ejercido como mediador discreto y ha mantenido un ojo benevolente sobre el entorno morado, especialmente con Iglesias. Dicho papel posibilitó, en su momento, la formación de un Gobierno en el que Iglesias acabó como vicepresidente de Sánchez.
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