LLYC IDEAS ha publicado recientemente su informe ‘Retos España 2025’ en el que analiza los desafíos a los que se enfrenta España en el actual panorama político, económico y social. En este, un equipo de profesionales plantea que la democracia en España necesita reajustes. “Como cualquier obra humana, las instituciones también necesitan intervenciones periódicas”, dice el texto, prologado y coordinado por Jordi Sevilla, director de Contexto, unidad de Inteligencia de LLYC.
El análisis pone de manifiesto que España enfrenta una crisis de creciente polarización y desconfianza hacia las instituciones políticas, aun cuando mantiene un fuerte crecimiento económico, con la incertidumbre añadida de un Gobierno que afronta crisis como la vivienda, la corrupción y la tensión con los socios de investidura, entre otros. En este contexto, plantea que España necesita un ‘Plan de acción por la democracia’.
Por qué un ‘Plan de acción por la democracia’
Dice LLYC IDEAS en su informe que la necesidad de acometer reformas para revitalizar el orden político-institucional en nuestro país, aquello que en nuestra tradición se ha venido llamando la “regeneración” democrática, es una de las principales asignaturas pendientes, que debería asumirse como una prioridad que no puede seguir aparcada. Al respecto, comparte con el Gobierno de España que el país necesita un ‘Plan de acción por la democracia”, que involucre en su diseño e implementación a las principales fuerzas políticas y a la sociedad civil.
Consideran los expertos que, tas un periodo de crecimiento y prosperidad, “nuestro orden institucional muestra hoy en día fatiga de materiales. Como cualquier obra humana, las instituciones también necesitan
intervenciones periódicas y reajustes”. Justifica este razonamiento por el tiempo transcurrido, en otras palabras, el medio siglo que ha pasado desde que se inauguró la democracia del 78 hasta hoy.
“Por ejemplo, hoy hablamos de una Administración digital; vivimos en un mundo globalizado y la integración europea ha tenido un notable impacto en nuestras estructuras políticas y en las relaciones económicas y sociales; y existen nuevas exigencias de reconocimiento y tutela de derechos, ya que la situación económica y la mentalidad y los usos de los españoles actuales quedan muy lejos de los de la sociedad que inauguró nuestra democracia”, dice el texto.
Defectos que la democracia española debe corregir
El informe señala que en la democracia española “hay ciertos defectos de diseño o de funcionamiento y avances en materia de calidad democrática que deberíamos asumir para perfeccionar nuestras instituciones. De hecho, por mucho que podamos celebrar que España juega en la primera división de las democracias mundiales, lo cierto es que lo hacemos al final de la tabla e, incluso, se aprecia que no estamos en nuestro mejor momento”.
Hace referencia el texto al informe elaborado por la Economist Intelligence Unit sobre las democracias a nivel internacional, que sitúa a España en 2023 como la última de las democracias plenas, empatada con Francia en el puesto veintitrés. Igualmente, en los indicadores del Banco Mundial sobre gobernanza, se observa cómo en España en los últimos años ha habido un deterioro en ámbitos como el control de la corrupción, el Estado de derecho, la calidad regulatoria o la rendición de cuentas.
Consecuencias de la ausencia de reformas
Para los expertos, la ausencia de reformas ha terminado por pasar factura. “En los veinte últimos años hemos dejado pasar dos ‘convocatorias’ a las que, si miramos a los países de nuestro entorno, otros sí que concurrieron”. La primera habría sido entre 2004 y 2008, cuando resonaba la reforma del Senado, y la segunda, tras la crisis del 15M, que impulsó el debate sobre la reforma electoral, la calidad democrática o el régimen y la financiación de los partidos políticos.
“Y, de repente, nuestro sistema político se desbarató. Tuvimos un grave brote de populismo iliberal con
la insurgencia en Cataluña y, tras la moción de censura y las elecciones generales de abril de 2019, la polarización que ya se venía sufriendo se tradujo en una drástica mutación de nuestro sistema político,
que pasó de ser un bipartidismo imperfecto a un bibloquismo polarizado”, explican en el informe.
El punto de partida
Los expertos proponen un punto de partida del plan de acción: reconocer que el diseño institucional y las bases fundamentales del orden jurídico español continúan siendo idóneas, y que los pilares sobre los que se erige nuestro Estado social y democrático de derecho mantienen su vigencia, así como el diseño básico de la forma de gobierno como monarquía parlamentaria. Pero que hay que hacer “retoques”.
“En este punto, el objetivo sería aprender de los mejores, siguiendo en especial las recomendaciones que nos llegan desde Europa”, indica el informe. Entre los ámbitos de mejora destacan, por un lado, la necesidad de consolidar los mecanismos de lucha contra la corrupción y las exigencias de integridad pública; y, por otro, profundizar en la calidad normativa y en la evaluación ex ante y ex post de las políticas públicas.
Los siguientes pasos irían hacia la adopción de medidas para preservar la separación de poderes, la implementación del nuevo marco europeo de medios de comunicación y de plataformas digitales, incentivar a la ciudadanía a que participe en este plan de acción por la democracia, buscar espacios de encuentro y hasta perder el miedo a acometer reformas constitucionales.
Seguiremos Informando…
