En Barcelona, algunas marcas han trascendido el tiempo y las tendencias para convertirse en referentes que forman parte del ADN de la ciudad. Desde grandes corporaciones hasta negocios locales con décadas de historia, estas marcas han sabido adaptarse sin perder su esencia, manteniendo una conexión auténtica con su entorno y su público. Hablamos de MORITZ, Santa Eulalia, Cacao Sampaka, Bagués-Masriera y La Farga.
“La clave del éxito de estas marcas es su capacidad de evolucionar sin perder su identidad. Han sabido construir una narrativa que trasciende el producto y se convierte en parte de la cultura y el estilo de vida de la ciudad”, explica Javier Velilla, socio director de Comuniza.
¿Qué las ha mantenido vigentes?
Para Velilla, uno de los factores determinantes en la permanencia de estas marcas es su capacidad para equilibrar tradición e innovación. Mientras que Santa Eulalia ha mantenido su exclusividad en el mundo de la moda desde 1843, Moritz ha sabido revitalizar su legado cervecero a través de una estrategia de branding moderna que la posiciona como un ícono cultural, explica.
Asimismo, asegura que cada una de estas marcas ha apostado por un valor diferencial que las ha mantenido vigentes. Cacao Sampaka ha elevado la tradición chocolatera catalana a una experiencia gourmet global, mientras que Bagués-Masriera, con más de 200 años de historia, ha convertido la joyería en una expresión artística que mantiene vivo el modernismo barcelonés.
“Las marcas eternas de Barcelona han logrado convertirse en espacios de experiencia, más allá de su producto. Moritz no es solo una cerveza, es un punto de encuentro; y Santa Eulalia no es solo moda, es un símbolo de elegancia atemporal”, agrega Velilla. Esta conexión emocional refuerza la fidelidad del público y consolida su estatus en la ciudad.
La Farga, por su parte, ha convertido la gastronomía en un sello de calidad, evolucionando para ofrecer experiencias adaptadas a un consumidor moderno sin perder su herencia, dice el experto. El éxito de estas marcas demuestra que la combinación de autenticidad, evolución y un fuerte arraigo local es clave para mantenerse en el tiempo.
“No basta con tener un buen producto; es fundamental construir una identidad que resuene con la historia y la esencia de Barcelona, asegurando así su relevancia para las próximas generaciones”, finaliza el experto en branding.
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