Ya son varias las ocasiones en que hemos relatado el odio africano que se profesan Pablo Iglesias e Ignacio Escolar y, particularmente, los motivos que viene exhibiendo el exvicepresidente para darse por afrentado.
Y es que Iglesias considera que Escolar fue uno de los inspiradores de la ruptura de Iñigo Errejón con Podemos tras su fracaso en Vistalegre II, señalando de forma concreta una cena en casa del director de ‘ElDiario.es’ a la que asistió el sociólogo Narciso Michavila como el punto de inflexión que condujo a la ruptura.
En cualquier caso, y desde entonces, Iglesias y Escolar se han demostrado una inquina total, ya que el gurú morado tiene cuentas pendientes. Escolar y su gente son percibidos como operativos al servicio del Ejecutivo de Pedro Sánchez y, especialmente, como un ariete mediático favorable a Sumar para desarticular a Podemos.
A esto hay que sumar un componente ‘egoísta’, como es la competencia por el lector de extrema izquierda y, sobre todo, por sus suscripciones.
Escándalos sexuales, arma arrojadiza
La tensión es de tal calibre que con la exposición del ‘caso Monedero’ la guerra de guerrillas que se libraba se ha transformado en una guerra total. Desde el complejo mediático de Iglesias se ha intentado parar los golpes contra Podemos tirándole en cara a ‘ElDiario.es’ el caso de Peio Riaño -periodista ‘woke’ colaborador de dicho medio que fue acusado por una redactora de ‘maltrato’ en 2023 y que tras la polémica desapareció del mapa- y la actitud de dicho medio con respecto a los escándalos sexuales de Iñigo Errejón.
Los medios de Iglesias aseguran que ‘ElDiario.es’ tenía constancia de comportamientos previos de Errejón y, sin embargo, los obvió. Otro tanto sucede con lo de Riaño, un asunto que pone de los nervios a Escolar, como este medio tuvo ocasión de comprobar al recibir un burofax de su abogado, Gonzalo Boye (condenado por el secuestro de Emiliano Revilla y con un largo curriculum de asuntos oscuros a su cuenta), al mencionar una serie de cuestiones y preguntas sobre el susodicho.
En cualquier caso, no deja de ser llamativo el hecho de que la misma izquierda mediática y política que dispensa acreditaciones y carnés no tenga el menor complejo en usar cualquier cuestión para navajearse entre ellos.
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