Estamos cerca de la llegada de la primavera, el buen tiempo, pero también con ello los riesgos de la radiación UV. Aprovechando los primeros rayos de sol, no tardamos en cambiar de ropa, incluso en según que lugares, ponerse el bañador. Pero nunca debemos de olvidarnos que exponerse a la radiación solar conlleva unos riesgos para nuestra salud y, aunque nos pueda parecer que no hace mucho calor, y que todo parece estar bien, los rayos afectan de igual forma sobre nuestra piel. Es importante cuidar nuestra piel del sol para prevenir daños y mantenerla saludable.
Desde hace años sabemos que los rayos ultravioleta son dañinos para nuestra piel, existen múltiples artículos, incluido el Ministerio de Sanidad, informando de los principales efectos de la radiación solar UV.
Durante la primavera, la piel puede estar más sensible debido a la falta de exposición solar durante el invierno. Además, los días en que el cielo está más nublado de lo habitual provoca que haya que extremar la precaución a la hora de exponerse al sol durante este mayo, para evitar que los errores de no protegerse se repitan en el tiempo, y puedan aumentar las consecuencias graves en un futuro. Los efectos del sol, como quemaduras, envejecimiento prematuro y aumento en el riesgo de cáncer, son los más conocidos.
Es en verano cuando existe más consciencia en protegerse de estos riesgos, pero realmente empiezan en primavera.
Protección a la radiación solar
Para cuidar y proteger nuestra piel existen numerosas formas para hacer frente a la radiación ultravioleta del sol. Es fundamental no tener una exposición directa al sol durante las horas más fuertes, entre las 12:00 y las 16:00, cuando los rayos UV son más intensos.
Es adecuado hidratar la piel después de una jornada expuesta al sol con cremas hidratantes o calmantes. Las personas con piel clara, deben tener especial cuidado para protegerse en estas fechas previas al verano, cuando los rayos ultravioletas pueden llegar a ser más peligrosos que en pleno julio o agosto.
Usar prendas o accesorios adecuados para evitar daños como las gafas de sol que son un buen complemento para la protección ocular. Estas gafas no pueden ser cualquiera, deben ser gafas de protección solar con garantía de protección del 100% frente a los rayos UV y el certificado de haber superado los controles de la Unión Europea.
En cuanto a la ropa, los colores oscuros, son más absorbentes de la luz solar, generando una sensación de calor, generalmente son más protectores frente al sol que los que son claros. Hoy en día ya existen las camisetas para hombres y camisetas para mujeres con protección solar, para ir más preparados de forma cómoda contra los rayos ultravioleta. También tienen que ver los tejidos de las prendas, los tupidos son más aconsejables que los tejidos más holgados.
Consultar los índices ultravioleta e infrarrojos antes de la exposición al sol ayuda a contemplar un plan para la protección. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) nos proporciona los datos necesarios para informarnos de los días en que los rayos ultravioleta son más perjudiciales. El uso de los fotoprotectores son de las mejores herramientas para la protección al aire libre. Debemos aplicarnos uno u otro dependiendo de nuestro fenotipo, aplicándolo en las zonas delicadas.
Realizar una autoexploración de nuestro cuerpo durante esos meses en que hemos estado expuestos al sol. Es recomendable hacerlo cada uno o dos meses y prestar atención a algunas alertas que muestre la piel, como son las asimetrías, cambios de color, bordes de las pecas irregulares… Aunque no se encuentren estas alertas, acudir al dermatólogo periódicamente es una práctica para prevenir cualquier tipo de riesgo futuro.
Las incidencias de melanoma en España
Estas recomendaciones están inspiradas en los artículos de la Sociedad Española de Oncología Médica, informando desde el año pasado el incremento de incidencias de melanoma corporal.
El melanoma cutáneo ha aumentado en España en las últimas dos décadas. Entre 2003 y 2024, la tasa anual pasó a casi 15 casos por cada 100.000 personas, con un incremento anual del 1,1% y 1,2%, respectivamente. En 2025, se esperan más casos si no hay un cambio de cómo nos protegemos del sol, con mayor incidencia en personas de 50 a 69 años.
Hasta ahora, la mortalidad de estos ha afectado más a hombres que a mujeres, y sitúa al melanoma como una de las enfermedades más mortales. A pesar del aumento en la incidencia, la supervivencia ha mejorado, gracias a diagnósticos más tempranos y mejores tratamientos. La prevención sigue siendo clave: evitar la exposición solar excesiva, el uso de cabinas de bronceado y proteger la piel. Además, la autoexploración y las revisiones médicas regulares son esenciales para detectar a tiempo cualquier anomalía.