El estreno de ‘Malas Lenguas’ llega calentito tras conocerse todos los intríngulis que conviven detrás de su producción. Y es que, como señalan con sorna en RTVE, se trata de un programa “muy repartido” desde el principio hasta el final.
Ya no es sólo que todo el mundo achaque el desembarco de Jesús Cintora en La 2, con un programa diario de dos horas para “combatir los bulos” y cuya audiencia no importa de forma especial, a una recuperación política: es que se da por hecho que se han efectuado repartos de la tarta a todos los niveles.
Ese reparto comienza por el propio Cintora, ‘rescatado’ aprovechando la obsesión desarrollada por Pedro Sánchez -y bien explotada por gentes de su entorno- contra la ‘maquinaria del fango’. Cintora ofrece una ventaja: tiene el plácet de buena parte de la izquierda y la extrema izquierda e incluso del independentismo catalán.
Que son, por cierto, los que más han mojado en la salsa del nuevo programa. Una ‘ropa vieja’ de intereses creados que sorprendería hasta a Jacinto Benavente. En el Ente, salvo los deudos de José Pablo López y ciertas formaciones políticas, nadie cree en la objetividad de Cintora, por otra inexistente desde sus tiempos en la Cadena SER dentro de la tribu de fieles al entonces secretario de Organización del PSOE, José Blanco.
Pero eso, a los promotores de ‘Malas Lenguas’, les importa poco. En realidad, y según apuntan desde la Corporación, la valoración sobre el nuevo programa es clara: facturar, colocar a deudos y, de paso, contribuir a la agenda política del Ejecutivo y sus satélites.
Mediapro y La Osa, favorecidas
El reparto ha comenzado con la producción del programa entre dos productoras ligadas a Mediapro y La Osa Producciones Audiovisuales, antigua La Fábrica de la Tele, que ahora van a producir el nuevo ‘Sálvame’ remasterizado en las tardes de La 1. No faltan quienes apuntan que esa introducción de La Osa en ‘Malas Lenguas’ responde también a negociaciones e intereses de la dirección de TVE, en los tira y afloja por las cuotas de los antiguos de La Fábrica.
Hay que recordar que Mediapro, con Tatxo Benet al frente, pasa por ser una productora bendecida por Junts… y al mismo tiempo favorecedora de los intereses de Pablo Iglesias -y, por extensión, de Podemos-, al que algunos excompañeros, de forma malévola, tildan de “empleado” del primero.
En los últimos tiempos, bien a través de la etiqueta El Terrat o como Mediapro de forma pura y dura, la productora de Benet se ha hecho con diversos formatos como ‘La Revuelta’, ’59 Segundos’ o el próximo programa de Andreu Buenafuente.
Los ‘clásicos’ de Cintora y los ‘tontos útiles’
Pero la cuestión no se queda tan sólo en las productoras. Cintora ha colocado a varios de sus ‘clásicos’, como el exdirigente del Partido Andalucista Javier Aroca, empleado como ariete con memoria selectiva en sus ajustes de cuentas mediáticos, o la peculiar Gloria Marcos, entre otros.
Personajes salidos de ‘Las cosas claras’, un calco ya desfasado de su matinal en Cuatro, y en el que muchos se malician que pueda volver a servir de modelo, otra vez, para Cintora. Y es que el soriano, como se ha visto en sus libros, sigue viviendo en su época de mayor esplendor, una década atrás.
Más llamativo, o no, es el fichaje de otros nombres como el del juez Juan José Castro -que estuvo a punto de fichar pode Podemos y recaló en Sumar-; el protegido de José Miguel Contreras, Jesús Maraña; Esther Palomera como cuota de ‘ElDiario’ del clan Escolar; el exdirector de ‘El Mundo’ David Jiménez, ligado de forma indirecta a la comunicación y el lobby; el nuevo fichaje de ‘El Confidencial’, Juan Fernández-Miranda; la exdirectora de ’20 Minutos’ Encarna Samitier; o el incalificable Juan Manuel de Prada. Algunos de ellos son valorados como ‘tontos útiles’ para cubrir la cuota de la llamada ‘derecha’.
Activismo camuflado de humor
Tampoco ha pasado desapercibido que se haya llenado el programa de ‘humoristas’ que, en realidad, ocultan bajo esa etiqueta a activistas puros y duros. Un modelo antiguo, por otra parte, pero que continúa gozando de buena salud en los ámbitos de la extrema izquierda ubicada en el ‘mainstream’.
A nadie se le escapa la intencionalidad de fichajes como Héctor de Miguel, ‘Quequé’ (en plena polémica por sus declaraciones sobre la voladura del Valle de los Caídos), o Ignatius Farray. Otro tanto con respecto a Miguel Charisteas, vinculado a Podemos y a su extinto proyecto mediático de ‘La Última Hora’. O Marina Lobo, ligada a ‘Público’, curiosamente propiedad de los mismos dueños de Mediapro y fluctuando entre la extrema izquierda institucional de Sumar y la morada.
Con estos mimbres, no extraña que haya quienes realizan ciertos vaticinios. Por ejemplo, el volcado de Podemos -fuerte en la Corporación pese a su entidad real actual- y PSOE -con la excusa de la lucha contra los bulos- con el programa, pero también de la cuota Junts, favorecedora de los intereses de Benet.
También se da por hecho que ‘Malas Lenguas’ cuenta con una ventaja: a diferencia del ‘error’ de haber colocado en su momento a ‘Las cosas claras’ en una franja horaria de amplia competencia en el canal principal de TVE, ahora se habría buscado ubicar este espacio en un canal como La 2 como medida preventiva ante los posibles datos de audiencia. Por lo pronto, sus promotores ya andan agitando la bandera del servicio público para justificar todo esto.
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