En el Día Mundial del Parkinson, la Sociedad Española de Neurología (SEN) advierte sobre el significativo incremento de personas que padecerán esta enfermedad neurodegenerativa en España en las próximas décadas. Actualmente, con unas 200.000 personas afectadas, España ya ocupa el noveno lugar a nivel mundial en número de pacientes con Parkinson.
Sin embargo, las previsiones son alarmantes: se estima que en 2050, a pesar de ser solo el 31º país más poblado, España ascenderá al octavo puesto en número total de casos y, lo que es aún más preocupante, se convertirá en el país con la mayor prevalencia de Parkinson por habitante del mundo.
Según el Dr. Álvaro Sánchez Ferro, Coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN, este aumento drástico se debe principalmente al envejecimiento de la población y al incremento de la esperanza de vida. Las proyecciones indican que en 25 años, la prevalencia de la enfermedad en España se acercará a los 850 casos por cada 100.000 habitantes.
El Parkinson, la segunda enfermedad neurodegenerativa más común tras el Alzheimer, se caracteriza por la reducción de dopamina en el cerebro, lo que conlleva síntomas motores como temblor, rigidez, lentitud de movimiento e inestabilidad, así como síntomas no motores como pérdida del olfato, cambios de ánimo, alteraciones del sueño y deterioro cognitivo. El Dr. Sánchez Ferro subraya que la enfermedad ha experimentado un rápido aumento en su prevalencia, carga de discapacidad y mortalidad en los últimos 20 años, una tendencia que se espera que continúe.
Ante este panorama, la SEN considera “imprescindible” optimizar la asignación de recursos sanitarios, impulsar la investigación y promover hábitos de vida saludables para intentar prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad. Se ha observado que factores como la inactividad física, el aislamiento social y el control inadecuado de factores de riesgo vascular (azúcar en sangre, presión arterial, colesterol) podrían influir en el desarrollo del Parkinson. Asimismo, la exposición a pesticidas, disolventes industriales y la contaminación atmosférica también se señalan como posibles factores de riesgo.
Aunque los tratamientos actuales se centran en aliviar los síntomas a través de fármacos, terapias y, en algunos casos, estimulación cerebral profunda o ultrasonidos de alta intensidad, la SEN insiste en la “urgente necesidad de investigación” para desarrollar nuevos fármacos que puedan detener o ralentizar la progresión de la enfermedad. Se están explorando terapias como la inmunoterapia y la terapia génica, aunque los avances hasta ahora han sido limitados.
En este Día Mundial del Parkinson, la SEN lanza un llamamiento a las autoridades y a la sociedad en general para abordar este creciente desafío de salud pública, enfatizando la importancia de la prevención y la inversión en investigación para mejorar la calidad de vida de los pacientes y encontrar soluciones a largo plazo.
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