Prisa continúa siendo un hervidero. Después de un periodo de cierta calma, la guerra soterrada entre la cúpula directiva y los accionistas afines al Gobierno amenaza con escribir un nuevo capítulo. Moncloa quiere la Cadena SER y El País, y ya está moviendo ficha para comprar ambos medios.
Consciente de ello, Joseph Oughourlian ha tasado los dos principales activos del grupo en 700 millones de euros: 500 por la emisora y 250 por el periódico. El precio de ambos, aunque elevado, no es inalcanzable para los accionistas liderados por Andrés Varela Entrecanales, principales interesados en adquirirlos.
El Gobierno ya ha mantenido contactos con su círculo de confianza en Prisa y ya trabaja en la búsqueda de financiación para lograr su objetivo. Los empresarios afines, entre los que también se encuentran Adolfo Utor (Balearia) o Diego Prieto (Grupo SSG), podrían haber encontrado la horma de su zapato en un inversor checo.
Se trata de Daniel Kretinsky, dueño del 50% de Caprabo y ex accionista del diario francés Le Monde. La predisposición de Kretinsky a invertir en esta operación podría facilitar una posible venta por parte de Oughourlian a los afines al Gobierno.
El objetivo es doble: por un lado, sacar al francés de Prisa; y por otro, comprar la SER y El País en un momento clave de la legislatura. Un control de ambos medios por parte de empresarios afines a la Moncloa supondría una importante victoria para Pedro Sánchez, necesitado de apoyos en su particular guerra mediática.
Una lucha de poder que llega hasta los tribunales
Con la Junta de accionistas en el horizonte, los accionistas afines al Gobierno trabajan en diferentes alternativas para sacar a Oughourlian de Prisa. Una, como se ha señalado, sería la compra de la SER y El País, pues los 700 millones de euros coincide con la parte del capital que posee el inversor francés.
Otra podría ser la vía judicial. A principios de abril, un juez desestimó la solicitud de los accionistas liderados por Andrés Varela Entrecanales que pedía suspender el proceso de refinanciación de la deuda de Prisa por falta de motivos suficientes para suspender la operación.
Un fuerte varapalo para los afines a la Moncloa, que buscaban poner más palos en las ruedas a un Oughourlian empeñado en blindarse en Prisa. De momento, lo está consiguiendo, pues a través de la refinanciación de la deuda -y la consecuente ampliación de capital- seguirá ligado al grupo al menos hasta 2029.
Está por ver cuál será el próximo movimiento al respecto por parte de los accionistas díscolos. Agotar la vía judicial es uno de los posibles escenarios. También lo es insistir en la vía financiera, atrayendo inversores para posibilitar una compra que pretenderían abaratar, pues 700 millones parece una cuantía totalmente desorbitada.
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