Joseph Oughourlian juega al gato y al ratón con Pedro Sánchez. Es la conclusión a la que se llega si se ha seguido la actualidad del grupo Prisa en los últimos meses, donde el sector ha vivido pegado a la lucha de poder que se libraba en Miguel Yuste.
Los constantes movimientos en la cúpula directiva han descolocado a propios y a extraños, que no ven una línea de actuación clara en las decisiones de Pilar Gil, recientemente nombrada CEO y directora ejecutiva de los medios de la compañía.
El Gobierno necesita controlar editorialmente a Prisa. Consciente de ello, Oughourlian exige 870 millones de euros por su capital, que asciende a casi un 30% de las acciones del grupo. Una cifra inasumible para los accionistas afines a Pedro Sánchez, quienes ya han hecho varias tentativas por cumplir las exigencias del inversor francés.
Es en este punto donde entra en juego la incertidumbre. Si Oughourlian sigue al frente de Prisa podría cambiar la línea editorial del grupo, tradicionalmente afín al PSOE. El temor en la Moncloa es palpable, sobre todo por lo inminente de unas elecciones generales que podrían celebrarse antes de 2027 en caso de adelanto.
Pilar Gil ya ha hecho importantes ajustes en la dirección de Prisa, especialmente en lo que respecta a la radio. Montserrat Domínguez fue cesada de su puesto como directora de Contenidos de la Cadena SER y su puesto lo ocupará Fran Llorente, afín al PSOE desde la etapa de Zapatero- ascendió.
Este último movimiento sorprendió para al Gobierno, pero no se fían de los nuevos nombramientos que podrían producirse. Pepa Bueno ser la siguiente en salir. La directora de El País “simpatiza demasiado” con el Gobierno. Una circunstancia que podría llevar a Pilar Gil a relevarla por un perfil más moderado.
Oughourlian aumenta la presión
La incertidumbre en la Moncloa aumenta al ritmo que se ejecutan estos cambios. Un giro en la línea editorial de Prisa supondría un shock para Pedro Sánchez y su gobierno. Pese a que Oughourlian lo ha descartado en más de una ocasión, en Ferraz no se fían.
Sabedor del desconcierto que provoca, el presidente de Prisa busca asegurarse la baza de una venta millonaria en caso de que al Gobierno le entren los nervios y le pueda la presión antes de las elecciones de 2027.
Es un tira y afloja que se puede prolongar durante meses y que, según fuentes conocedoras del asunto, marcará la relación futura entre Prisa y el PSOE durante los próximos años. Oughourlian no es un elemento cómodo para la Moncloa, pero mientras no toque la línea editorial, se dan por satisfechos.
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