Algunos lo consideran justicia poética, y no sólo en las filas conservadoras. En los últimos veinte años, Ana Pardo de Vera ha ido dejando múltiples damnificados que ahora le pasan factura. Y es que la agresiva defensora del Gobierno de Pedro Sánchez está tragando una amarga dosis de su propia medicina con la investigación por presunta corrupción en las tramas de Ábalos y Cerdán de su hermana, exalto cargo en el mismo.
Todavía se recuerda cuando, días atrás, Pardo de Vera se lanzó en un programa televisivo al cuello de la diputada del PP Ana Vázquez, cuando ésta insinuó los asuntos que cercaban a su hermana. “Atrévete, llámala corrupta, que te pongo una denuncia en cero coma…”, le espetó a la política popular en el tono habitual que esta señorita ‘bien’ gallega con ínfulas suele emplear con quienes juzga a sus adversarios. Que no siempre han estado en lo que se denomina como ‘derecha’.
A día de hoy, Pardo de Vera tendría que pasarse el día en el juzgado si quisiera aplicar lo que le soltó a la diputada Vázquez. Y es que el juicio de la opinión pública sobre su hermana no es precisamente muy positivo. Ciertos ex compañeros que han coincidido con Pardo de Vera durante su carrera periodística, se frotan las manos con lo que está sucediendo.
Otros, juzgados y condenados en pena televisiva por la susodicha, también. Y es que tras haber puesto el listón tan alto para tantos, anda tirando de victimismo para salir delante de un ‘zasca’ apoteósico. Hasta ‘El País’ lo dijo alto y claro días atrás sobre la hermana fichada por Florentino Pérez: “Le asedian los indicios de corrupción”.
Una carrera al servicio del PSOE
Y es que la actual directora corporativa y de relaciones instituciones de ‘Público’ lleva dos décadas vinculada al PSOE en lo que algunos definen como un operativo mediático del partido. No es el único, ya que en la misma cabecera anida con cargo un tal Chema Crespo, cuyo mayor mérito es el de ser amigo de José Luis Rodríguez Zapatero (vienen curvas, compañero). Dos caras de la misma moneda: la de gentes que han hecho su carrera bajo el paraguas de Ferraz.
De Pardo de Vera se recuerda su paso por publicaciones tan objetivas como ‘El Siglo’ del ínclito Pepe García Abad, que pasó de Joven Europa y su cruz céltica al ‘sociatismo’ y a compartir confidencias, maniobras y operaciones con ministros de los Gobiernos de Felipe González.
Pero sin duda su gran salto llegó con el zapaterismo, cuando pululó por diversos Ministerios en calidad de asesora de destacados personajes, algunos más atrabiliarios que otros. Por ejemplo, de aquel Pepe Bono al que le crecían los panes, los peces y las hípicas y que ponía a desfilar a veteranos de la División Azul sin que conste que Pardo de Vera elevase la voz.
También pasó por la antesala del gabinete de José Antonio Alonso y de Joan Mesquida o de ese innombrable Gaspar Zarrías, ahora de actualidad por contratar en su consultora a la Mortadela del PSOE, Leire Díez, y en otros tiempos en votar por otros con pies y manos, entre otras cuestiones como su papel de eminencia gris en el virreinato socialista de Andalucía.
Nuestra protagonista no podía faltar en el caldo de ‘Público’, aquel invento de Jaume Roures que fue bendecido por Miguel Barroso desde la Secretaría de Estado de Comunicación. Desembarcó allí como corresponsal gubernamental, nunca mejor dicho, y cómo sería que el único director serio que tuvo aquello, Félix Monteira, la mandó a paseo a pesar de sus importantes e influyentes vinculaciones políticas y personales.
La historia de ‘Público’ terminó como terminó y la toma de la cabecera fue la que fue. Nunca se le escuchó el menor reproche a cómo operaron Roures y su banda.
La tentación podemita
El culto al jefe de turno, Roures en este caso, es lo que, según algunos compañeros, explicó su momento más cercano a Podemos, cuando el partido de Pablo Iglesias se vio fuerte. El cabreo que se cogió por no poder hacerse con la Presidencia de RTVE fue épico.
Las malas lenguas se lo achacan a un Iván Redondo, jefe de gabinete de Pedro Sánchez, que no le perdonaba las informaciones que habían puesto en jaque a José Antonio Monago cuando era su asesor. Otros, por cierto, lo achacan directamente a que Redondo la consideraba como un peón de Podemos.
La crisis del partido morado y la defenestración de Roures volvieron a colocar a Pardo de Vera en la buena senda de Ferraz. Martillo de herejes del ‘sanchismo’, juez, jurado y verdugo de los que osaran enfrentarse al Gobierno, su defensa de todo lo que llevara vitola socialista ha sido acrítica y agresiva a partes iguales. Arrogante con quienes no inclinan la cabeza ante sus opiniones, hoy tiene que tragarse muchas de sus palabras.
Estos días corre por ahí una entrevista realizada en ‘Infolibre’ la empresa familiar de Josemi Contreras, que es un cúmulo de despropósitos a la luz de lo que se va conociendo. “Al PP le doy legitimidad cero en materia de corrupción” o tildar al ‘caso Ábalos’ de “caso torrentiano”… en el que ha terminado metida su hermana son algunos ejemplos. Las frases son autoría de la misma persona que realizaba insinuaciones sobre la pareja de Alberto Núñez Feijóo y supuestas adjudicaciones por parte del Grupo Eulen.
No deja de ser pintoresco que ahora, situadas en la picota ambas hermanas por sus actos, la que figura como alto cargo del digital ‘Público’ se victimice como perseguida por una “extrema derecha” mientras hace bolos en defensa del Gobierno y consigue que hasta el director de una institución pública le haga de lacayo para no enfrentarse a las preguntas de un chaval de veinte años.
Sólo el destino, ese ‘fatum’ de los romanos, es capaz de hacer que el medio en el que trabaja como directora corporativa y de relaciones institucionales le autopremie por su ‘sacrificio’ y al día siguiente la UCO registre el domicilio de su hermana y de su cuñado, al que también se implica en presuntos pelotazos inmobiliarios.
¡Qué intenso olor a mierda y a caciquismo!
Seguiremos Informando…
