Shell, Pemex y ENI encabezan el ranking de notoriedad con millones de menciones en redes y una presencia destacada en los medios tradicionales. Así lo demuestra el informe Industry Energy Scan 2025 de Onclusive, que analiza el periodo comprendido entre abril de 2024 y marzo de 2025 para entender las dinámicas, desafíos y oportunidades que enfrentan las principales empresas del sector.
Hoy, las empresas del sector se enfrentan a un nuevo termómetro de influencia: la conversación pública, especialmente la que se articula en redes sociales. Así, Shell se sitúa en lo más alto con más de 7 millones de menciones en plataformas sociales y 730.000 apariciones en prensa y medios digitales. Le siguen la estatal mexicana Pemex y la italiana ENI, con una visibilidad que responde tanto a decisiones corporativas como a sus contextos políticos y económicos. La única española que aparece en el ranking es Repsol, en sexta posición, tras protagonizar dos decisiones estratégicas polémicas en torno a su negocio en renovables.
Pero más allá de la cifra bruta de menciones, lo relevante es el contenido de estas conversaciones. El 46% de los debates sociales en torno a las grandes compañías energéticas giran en torno a su impacto en el cambio climático y su responsabilidad medioambiental. A ello se suman temas como la eficiencia en soluciones sostenibles, los llamamientos al activismo o el señalamiento al consumidor por su papel en la demanda energética.
Cómo gestionar la reputación en un entorno digital altamente polarizado
Desde el punto de vista de la comunicación corporativa, este escenario plantea un desafío mayúsculo: gestionar la reputación en un entorno digital altamente polarizado, donde la narrativa ya no se construye exclusivamente desde la sala de prensa, sino desde Twitter, TikTok o LinkedIn. Las empresas energéticas no solo deben responder ante reguladores o accionistas, sino también ante una ciudadanía digital exigente, informada y con voz propia.
Shell es un buen ejemplo de esta tensión. Su liderazgo en notoriedad no es solo fruto de una estrategia activa en redes, con colaboraciones con influencers y campañas digitales grandes, sino también de una intensa controversia. Su discurso verde choca con decisiones que refuerzan su apuesta por los combustibles fósiles, lo que genera un ruido reputacional difícil de gestionar.
Pemex, por su parte, vive un momento clave en la conversación pública, condicionado por una situación financiera delicada y por el cambio político en México, que ha traído nuevos nombramientos y promesas de reforma. Mientras tanto, ENI ha sabido capitalizar sus avances en exploración e innovación con un modelo descentralizado que le ha permitido atraer inversión y reforzar su storytelling empresarial.
En el caso de Repsol, su visibilidad mediática y social ha estado marcada por movimientos estratégicos que algunos interpretan como un paso atrás en la carrera hacia la descarbonización. La retirada del hidrógeno verde en España o la posible venta de activos renovables en EE.UU. han provocado críticas en redes y dudas en los medios, lo que subraya cómo una decisión empresarial puede reconfigurar el relato reputacional en cuestión de horas.
La conversación sobre energía es hoy una conversación sobre futuro. Por eso, las empresas que logren alinear su comunicación con expectativas sociales reales tendrán ventaja.
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