Estos días hay quienes, en el sector, están disfrutando sobremanera con los dimes y diretes judiciales que afectan a altos cargos del PSOE y del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Algunos, por cierto, más cercanos a este partido y a los medios de su cuerda que en la acera de enfrente.
Y teniendo como objetivo a Ana Pardo de Vera, a la que se le ha caído la capa de ‘inquisidora’ de otros tiempos. A pesar de su vinculación política con el PSOE como operativo mediático, hay quienes reconocen estar disfrutando con la imputación, por cinco presuntos delitos, de su hermana Isabel.
Y no tanto por ésta como por los sudores que le está generando a la directora de Relaciones Institucional de Público, cada vez más aislada y ‘bunkerizada’. Una de sus últimas apariciones no ha dejado, precisamente, el pabellón muy alto.
De nuevo, Risto Mejide volvió a demostrar que emplea a sus colaboradores sin el menor tapujo, aún a riesgo de achicharrarlos vivos. La entrevista a la susodicha dejó en evidencia que la misma persona que ponía el listón tan alto y amenazaba con querellas ahora no sabe por dónde salir.
Lo que transmitió esa comparecencia -que cada vez escasean más y prácticamente sólo en ‘terreno amigo’- es que, al igual que Pedro Sánchez y otros muchos en la alta dirigencia socialista, Pardo de Vera no sabe por dónde salir. “
Mi hermana dice que no se acuerda” o que “nunca me ha comentado nada sobre Koldo ni Ábalos” son frases ridículas que contrastan con lo que aparece cada día y que sitúan a su hermana Isabel en el epicentro de una trama que le ha llevado a ser imputada por malversación, cohecho, tráfico de influencias, prevaricación y organización criminal. Y eso sólo es el principio.
No deja de contrastar la actitud de Pardo de Vera, que ahora considera “ilegal” que la UCO filtre informes -cuando las filtraciones policiales iban destinadas a otros no había tantos miramientos- cuando afectan a su hermana. La misma a la que se le podía aplicar la frase de la mediática Pardo de Vera, cuando sentenciaba a Alberto Núñez Feijóo sobre sus relaciones con Marcial Dorado: “Esa foto y esa amistad lo perseguirán siempre”.
Donde dije digo, digo Diego. Todavía se recuerdan sus palabras sentenciado a un compañero de profesión por unos audios filtrados: “Debería irse ya”. ¿Se aplicará el cuento a sí misma?
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