En la Tierra a jueves, diciembre 4, 2025

DEBIDO A DIFERENCIAS BIOLÓGICAS Y HORMONALES

Dormir mal altera la estructura cerebral, especialmente en mujeres

SE ASOCIA CON ALTERNACIONES ESTRUCTURALES EN REGIONES DEL CEREBRO ESPECIALMENTE VULNERABLES A LA ENFERMEDAD DEL ALZHEIMER, INCLUSO EN PERSONAS SIN SIGNOS DE DETERIORO COGNITIVO

Los datos obtenidos revelan una relación clara entre el sueño fragmentado o poco eficiente y un menor grosor en regiones cerebrales como el lóbulo temporal medial, una de las zonas más afectadas en fases iniciales del alzhéimer

Dormir mal no solo pasa factura al día siguiente: podría tener efectos mucho más profundos y duraderos en el cerebro. Así lo confirma una nueva investigación del proyecto ALFASleep, liderado por el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de la Fundación Pasqual Maragall, en colaboración con la Fundación La Caixa. El estudio demuestra que una mala calidad del sueño se asocia con alteraciones estructurales en regiones del cerebro especialmente vulnerables a la enfermedad de Alzheimer, incluso en personas sin signos de deterioro cognitivo.

La investigación se centró en 171 adultos sanos, la mayoría con un mayor riesgo de desarrollar alzhéimer, pertenecientes a la cohorte ALFA+. A diferencia de estudios previos que se basaban en encuestas o autorregistros, este análisis utilizó actígrafos, dispositivos que miden de forma objetiva los patrones de sueño durante varias semanas. Además, los participantes fueron sometidos a resonancias magnéticas cerebrales y análisis del líquido cefalorraquídeo para estudiar los niveles de proteínas asociadas al alzhéimer, como la amiloide y la tau.

Los datos obtenidos revelan una relación clara entre el sueño fragmentado o poco eficiente y un menor grosor en regiones cerebrales como el lóbulo temporal medial, una de las zonas más afectadas en fases iniciales del alzhéimer. Aunque todos los participantes compartían estos patrones, los efectos fueron más acusados en las mujeres, que, pese a dormir más tiempo de media, mostraron un vínculo más fuerte entre los trastornos del sueño y los cambios cerebrales.

Una de las razones que podrían explicar esta mayor vulnerabilidad en mujeres tiene que ver con diferencias biológicas y hormonales. Las alteraciones en los niveles de estrógenos tras la menopausia afectan tanto al sueño como a la salud cerebral, lo que podría amplificar el impacto de un descanso deficiente. Además, diversos estudios apuntan a que las mujeres muestran una mayor acumulación de proteína tau, uno de los biomarcadores clave del alzhéimer, lo que podría contribuir a una progresión más rápida de los daños neurológicos en presencia de malos hábitos de sueño.

Este hallazgo se suma a una creciente evidencia que señala al sueño como un factor de riesgo modificable en el envejecimiento cerebral. El equipo investigador destaca que intervenir sobre la calidad del sueño podría tener un impacto positivo en la prevención de enfermedades neurodegenerativas. En especial, durante la mediana edad y la vejez, momentos clave para la aparición de los primeros cambios cerebrales.

La doctora Laura Stankeviciute, autora principal del estudio publicado en la revista Alzheimer’s & Dementia, subraya la importancia de analizar las diferencias entre sexos en este tipo de investigaciones. “Nuestro trabajo es uno de los primeros en mostrar que los efectos del sueño de baja calidad, medido objetivamente, varían según el sexo, con las mujeres mostrando mayor vulnerabilidad”, afirma. Este enfoque podría ayudar a desarrollar estrategias preventivas más personalizadas y efectivas. Desde el BBRC insisten en la necesidad de realizar más investigaciones longitudinales y ensayos clínicos que analicen si mejorar el sueño puede reducir el riesgo a largo plazo de sufrir deterioro cognitivo.

Seguiremos Informando…

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