Hola Pedro, me llamo Vega tengo dos meses y he nacido en una ciudad llena de luz que se llama Valencia. Mis papás son de esta zona y decidieron un buen día quedarse con la casa del abuelo de mamá, les habían ofrecido comprársela unos vecinos de la zona… pero, ambos dijeron: ‘No, que es nuestra casa de toda la vida. Es la casa de los abuelos’… Y, estando en esas y quedando poco para llegar a este mundo, parece que mamá había roto aguas porque estaba empapada hasta la barriga, lloraba porque la mesa del salón flotaba y le pedía a papá que la sacase de allí. Fue horroroso. Y, me atrevo a contartelo porque me acuerdo. Porque desde dentro de mamá se oye lo que hay fuera y se siente lo que ella sintió: miedo, angustia, pavor, desesperación… algo que está muy cerca de la locura y que sólo el amor de papá y mi llegada han podido livianamente mitigar.
Y dirás mi querido Pedro, que, quién o por qué te escribo esto. Lo hago porque ya hemos perdido la esperanza de que vuelvas y nos ayudes a restituir nuestra dignidad y nuestros sueños robados por la inclemencia, la inoperancia y el olvido al que nos vemos sometidos. #SánchezteEsperamos… Y, ante este olvido sólo cabe una respuesta decirte que, algo más de la sociedad, esperas cuando llegas a este mundo. Algo te dice qué has venido para hacer algo grande. Tengo la suerte de haber nacido en el ‘primer mundo’. Y, ¿esto es el primer mundo? ¡Me bajo! Así no.
Mi hermano piensa lo mismo que yo y es más viejo, tiene 2 años, pero su experiencia, que es muy fuerte, que te la cuente él.
Gracias Pedro, te esperamos.








